¿Por qué medir la lluvia?: la historia de una bióloga treintañera para 'salvar' el planeta

Uno de los pueblos más turísticos y recónditos de Madrid cuenta con unas predicciones meteorológicas exactas gracias a la colaboración altruista de Rocío Orihuela con la AEMET.

En la sierra norte de la Comunidad de Madrid, a unos 100 kilómetros del centro, se halla una de las localidades más bellas de la zona: La Hiruela. Situada entre montañas, con unas vistas de ensueño y con apenas 75 habitantes censados, esta villa se ha convertido en una de las más turísticas de la región. Sin embargo, a pesar de la afluencia de visitantes que hay cada fin de semana, no ha tenido unas predicciones meteorológicas exactas hasta hace tres años, cuando Rocío Orihuela (Alicante, 1985) se ofreció voluntaria para registrar las lluvias en la localidad.

Todo comenzó con una petición de la asociación de regantes, que solicitó a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) un pluviómetro para saber con detalle el volumen de precipitaciones que se producían en sus tierras. Para hacerlo posible, era necesario que una persona realizase estas mediciones de forma desinteresada y nuestra protagonista aceptó encantada. Quería que con esta actividad se impulsasen nuevas iniciativas en el pueblo y, además, le permitía involucrarse en una de sus grandes pasiones desde la infancia: el medio ambiente.

La AEMET fue quien le proporcionó todos los materiales y con quien se pone en contacto para informarle de los datos. El pluviómetro está situado a las afueras de La Hiruela, a unos cinco minutos caminando desde la plaza del pueblo. Allí acude cada mañana que llueve para medir con la probeta el agua que ha caído y, después, apunta los datos en la libreta que también le ha facilitado la agencia. Lleva a cabo este procedimiento desde el año 2020 y reconoce que es una tarea que le entusiasma. “Me encanta lo que hago”, celebra.

Si ella no estuviese o sus vecinos no le ayudasen a medir las precipitaciones, La Hiruela no dispondría de datos meteorológicos concretos

“Tengo la suerte de poder levantarme todas las mañanas y venir a la naturaleza. Aquí, puedo escuchar a los pájaros, ver cómo está cambiando el paisaje… Hace una semana que no había hojas y, ahora, está todo lleno de flores. Esto me parece maravilloso y para mí lo es todo”, declara visiblemente emocionada por poder vivir esta experiencia. 

@20m Esta es la historia de la bióloga Rocío Orihuela, voluntaria de la AEMET sin la cual no habría previsión del tiempo en La Hiruela. #EnPositivo #Ad #Cepsa ♬ Presentation - FlyFlyMusic

Suele acercarse al pluviómetro temprano, sobre las 8.00 horas, para que las mediciones sean más exactas. No ha faltado desde que se ofreció voluntaria y, si alguna vez surge un imprevisto y no puede acudir, siempre hay un vecino que le ayuda. “Nunca se ha dado el caso de que me hayan dicho que no. Además, no es una cosa compleja: yo les dejo el cuaderno y la probeta, y ellos apuntan los datos”, explica.

Si ella no estuviese o sus vecinos no le ayudasen, no habría datos meteorológicos concretos de esta zona y la previsión del tiempo sería menos precisa porque procedería de la estación de otra localidad cercana. “¿Qué haces siempre antes de salir de casa? Consultar el tiempo, ¿verdad? Quieres saber si necesitas llevarte una chaqueta, un chubasquero o puedes ir en manga corta. Creo que es algo que nos importa y, por eso, tener una previsión exacta es importante”, defiende. “También es fundamental para los agricultores que, al conocer cuánta agua ha caído, pueden adoptar un tipo de cultivo u otro”, añade. 

Rocío visita el pluviómetro cada vez que llueve y nunca ha fallado.
Rocío visita el pluviómetro cada vez que llueve y nunca ha fallado.
M. DEL RÍO

Gracias al pluviómetro y los datos que toma Rocío, la AEMET puede estudiar cómo evolucionan las precipitaciones en este territorio y averiguar si las variaciones (en caso de que las hubiera) están relacionadas con el cambio climático. “Los datos son muy valiosos. Podemos saber si las lluvias están afectando al entorno y de qué manera”, insiste. 

IMPLICACIÓN CON EL MEDIO AMBIENTE

Nuestra protagonista admite que esta oportunidad le ha servido para valorar todo el trabajo que se esconde detrás de una predicción meteorológica; una materia que abordó cuando estudió Biología en la universidad, pero en la que nunca se había detenido. Ahora confiesa que le fascina y que incluso divulga su relevancia como educadora ambiental en los colegios y en otras actividades didácticas para adultos. “Cada vez hay más gente interesada en recibir educación ambiental. Yo estoy completamente segura de que el compromiso de la sociedad al respecto está aumentando, aunque todavía no podemos quedarnos parados”, advierte.

Crece el compromiso con el medio ambiente y parte del éxito reside en la importancia de conocer nuestro entorno.
Crece el compromiso con el medio ambiente y parte del éxito reside en la importancia de conocer nuestro entorno.
M. DEL RÍO

Resume la función principal de su labor con una frase que le resultó inspiradora desde el primer momento que la escuchó: “Para conservar, hay que conocer”. En este sentido, aclara que las personas que viven en la ciudad no están tan conectadas con la naturaleza y, en general, les resulta más complicado cuidar del ecosistema. “La gente que conoce, al menos la mayoría, quiere hacerlo bien”, matiza.

“En el campo te das cuenta de que todo depende del medio ambiente. Si no llueve, no podemos sembrar y, si no sembramos, no tenemos comida”, ejemplifica. “Cuidemos el medio ambiente, cuidemos los árboles, cuidemos el agua… porque de esa forma tendremos salud, tendremos comida y tendremos un futuro”, anima.   

"ME SIENTO MUY AFORTUNADA"

“Todos somos parte del medio ambiente”, resalta Rocío Orihuela, quien menciona asombrada la trascendencia que tiene la naturaleza para cada uno de nosotros. “Somos parte de ella. La necesitamos para curarnos, para vivir, para respirar… Cooperar en este tipo de proyectos es participar en nosotros mismos, en nuestra familia y en nuestra trascendencia”, valora.

Madrugar después de una jornada lluviosa y caminar entre la naturaleza hasta el pluviómetro lo define como una suerte y una oportunidad para aportar su granito de arena a la sociedad. “Creo que dar mi tiempo a proyectos como este sirve de algo en el mundo”, declara. “Me siento muy afortunada al poder ayudar a otras personas. Me hace feliz”, dice.

Rocío se declara feliz ayudando a otras personas y confiesa que no encuentra otra mejor forma de vida.
Rocío se declara feliz ayudando a otras personas y confiesa que no encuentra otra mejor forma de vida.
M. DEL RÍO

Lleva años ayudando a las personas pero todavía no sabe explicar lo que siente cuando regala su generosidad. Además de colaborar con la AEMET, también participa en la ONG Cromosomos X para combatir la pobreza menstrual y pertenece a la red de mujeres emprendedoras de la Sierra Norte de Madrid, dando soporte en las redes sociales y en las labores de comunicación. “Estoy involucrada con mis dos pasiones: el medio ambiente y la salud de las mujeres. Ayudando a otras personas puedo hacer lo que me apasiona y me encanta. Me siento bien haciendo estos proyectos pero no sé explicar por qué”, concluye.

Esta historia forma parte de la serie de artículos #EnPositivo, un proyecto que publicamos en 20minutos con el objetivo de animar al lector a descubrir noticias diferentes, humanas, inspiradoras y, sobre todo, positivas, y que elaboramos gracias al apoyo de Cepsa.