S. Moreno Laya. Asturias.
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Con la llegada del invierno, los bares acogen y reciben a los aficionados en la previa de ElDerbi Asturiano, Oviedo y Gijón están preparados para este clásico del fútbol español.

El derbi de dos aspirantes a cambiar actualmente su suerte. La historia es un clavo al que aferrarse y al mismo tiempo la memoria de lo acontecido. El Real Oviedo contra el Real Sporting (sábado, 17 de diciembre, 21.00 horas), un derbi muy real, esencia de la resiliencia asturiana y también de la absolución constante que tiene el fútbol para perdonar la derrota del fin de semana anterior. ElDerbi Asturiano ya se vive en los bares. En un partido que se hizo global en LaLiga Santander y que ahora ilumina LaLiga SmartBank. Es una rivalidad de época, es un partido muy real.

En Oviedo y Gijón presenciamos una historia de amor incondicional. El frío, la lluvia y el viento obligan a los carbayones a cobijarse hasta la hora del partido en la taberna ‘La del Medio’; y los sportinguistas reciben su abrazo a garito reconocible en El Molinón: en La Cañada Real, en el Carlin Goal o en el Tierras Gallegas. Asturias se acerca a su derbi, que se podrá seguir en LaLigaTV Bar, el único canal de televisión autorizado, destinado a la hostelería y los establecimientos públicos, que ofrece a sus clientes las mejores competiciones de fútbol, como LaLiga Santander o LaLiga SmartBank.

En el fútbol en pocas ocasiones asistimos a un final feliz. Los buenos, lo son (como el Oviedo y el Sporting), independientemente del resultado final, porque buscando su ideal perseveran las veces que haga falta con un empeño que en el fútbol asturiano se observa como a esas flores que surgen de entre el asfalto agrietado.

Por aquí recorrer el camino junto a su equipo es motivo de orgullo. Su felicidad reside en ser del Oviedo o del Sporting. Así que en esto del fútbol prefieren ver al supuesto héroe esforzarse; prefieren no rendirse, y así observar una y otra vez, en la división que sea, cómo su equipo se levanta de nuevo, a modo de ejemplo vital. Es un derbi real en el que la entrega, la lucha, la pasión, el arraigo, el orgullo y la lealtad van adheridos al azul del Oviedo y al rojiblanco del Sporting. Es una historia real de amor al fútbol. Porque no existe mayor reflejo del sentir ‘astur' que mostrar, primero, y ofrecer, después, todos sus tesoros. Lo han conseguido con un derbi entre ‘Reales’, al que todos prestamos atención cada vez que se juega.

Mariano, azul él, se calienta, en la taberna ‘La del Medio’, con una sopa de fideos. De ésas que te levantan del asiento como un gol de ascenso de Diego Cervero (los goles del mítico Oli llegarán con el guisote de carne de ternera que ha pedido de segundo). Ya jubilado, Mariano no levanta la vista del plato y su periódico. Con su dedo busca en la previa del partido el once. Parece satisfecho… por el traguito de vino que le endulza el paladar. La corriente que se cuela por una puerta abierta a destiempo le hace perder el hilo, y le obliga a atender una conversación que no le apetece escuchar. Demasiados años como para dejarse sorprender por un once titular, por una sopa de fideos en su bar de confianza o por una conversación ajena de dos guajes, por muy del Oviedo que sean y parezcan doctores del escanciado. “Mi amigo nunca ha visto perder al Oviedo”, dice el guaje. “Se graba los partidos y solo los ve si el equipo no ha perdido”. Mariano, con sus más de setenta años, suspira en un escalofrío como si pensara lo evidente: estos no estuvieron en los años del lodo, en Tercera, a donde no bajó ni la tele pero sí creció la resiliencia de la afición carbayona. Carbayo es roble en asturiano. El Carbayón, un roble situado en la Calle Uría de Oviedo. Y los carbayones una especie única en el fútbol: reconocen que nunca han ganado un título oficial, pero ElDerbi Asturiano es un gran trofeo.

Ya en Gijón, en el Molinón, el estadio más antiguo de LaLiga construido allá por 1908, los sportinguistas tienen la previa garantizada. En la Puerta 1, el recuerdo a Jesús Castro, un portero que salvó la vida a dos niños británicos de morir ahogados en la playa de Pechón. En la 9, Enrique Castro ‘Quini’, que salvó para siempre al sportinguismo. Y en medio, entre miles de aficionados en un día de partido, Antonio, de mediana edad, y su madre Raquel, una octogenaria que saca la bufanda para la foto. Cafecito en La Cañada Real para coger fuerzas. Hace frío, llueve, y juega su Sporting. Estará en la grada, en su lugar de siempre. No hay astro norteño que pueda con el calor rojiblanco que emana del corazón de Raquel. Solo sigue a su Sporting. Esperará al partido de vuelta. Porque ella, al igual que Mariano, el carbayón, sí que han ganado el mayor de los trofeos: ambos van al fútbol con sus hijos. Así es el amor al fútbol en ElDerbi Asturiano en LaLiga SmartBank.