Bea Ortiz | La waterpolista con una trayectoria de cine que busca ganar su 'Oscar' en París 2024

La jugadora del CN Sabadell lo ha ganado todo salvo el Mundial, al que aspira en febrero, y la medalla de oro de los Juegos Olímpicos.

Con las primeras luces del alba bañando con su sol vespertino las instalaciones del Club Natació Sabadell en Can Llong, aparece Beatriz Ortiz Muñoz (Rubí, 21 de junio de 1995) para sentarse a desayunar en la cafetería adyacente a la piscina olímpica descubierta, en la que algunos valientes ya entrenan pese al frío invernal. Ocupa su mesa de siempre, desayuna algo sencillo: un café con tostadas de tomate, aceite y jamón; y se aísla en sí misma proyectando en su mente imágenes aún lejanas, mucho más allá del entrenamiento que deberá afrontar como cada día al acabar su tentempié, antes de atender a 20Minutos.

Bea lo ha ganado prácticamente todo en su carrera ya a sus 28 años. Una trayectoria de película para una atleta ambiciosa pero humilde a la que, más allá del waterpolo, le gustaría trabajar como productora o directora cinematográfica. Para ello estudió Comunicación Audiovisual y está finalizando ahora un máster, pero antes, tiene entre ceja y ceja completar ese palmarés repleto de éxitos. 2024 le brindará la oportunidad, primero con el Mundial y después con la cita más esperada: los Juegos Olímpicos de París.

Tras toda una vida dedicada al waterpolo catalán (y por ende español), yendo y viniendo entre el CN Rubí que la vio nacer como jugadora, el CN Terrassa, que apostó por ella como líder de un proyecto en ciernes cuando Bea necesitaba un cambio -tras perder una final de Champions en penaltis-, y el CN Sabadell, donde vuelve a sentirse como en casa y lo ha ganado todo a nivel de clubes en sus dos etapas, se le presenta la posibilidad de aportar su granito de arena para elevar a España al Olimpo del waterpolo femenino mundial.

La importancia de la familia.

"Han hecho muchos esfuerzos por mí y están orgullosos de mí. Su apoyo siempre ha sido muy importante.
Muchísimo. No solo por el apoyo que me han dado siempre, sino por tener que aguantarme después de estar ocho horas y media entrenando y llegar a casa de mala hostia, cansada, sin ganas… Lo que han tenido que aguantar mis padres y hermanos, el estar dos meses fuera de casa, volver, irme otra vez… todo eso no es fácil para ellos y es de agradecer. Tanto con mis padres como con mis hermanos he tenido una buena relación siempre. Somos una familia muy unida y siempre estamos en contacto"

No será, ni mucho menos, un camino de rosas. Vienen, además, de perder la final del Europeo de la forma más cruel posible ante Países Bajos, sus mismas verdugas en el pasado Mundial de Fukuoka (Japón) del verano anterior, y tienen por delante campeonato del mundo que España ganó en 2013 por primera y única vez, meses antes de que Bea debutase con la absoluta. Serán, por lo tanto, meses de revancha, de reivindicación, de entrega absoluta, de competición a vida o muerte.

El increíble palmarés de Bea Ortiz con dos objetivos claros: el oro mundial y el oro olímpico.
El increíble palmarés de Bea Ortiz con dos objetivos claros: el oro mundial y el oro olímpico.
Carlos Gámez

Ya pensando en París, pase lo que pase en ese Mundial, Bea tiene claro que pueden llevarse el oro: “No creo que sea demasiado ambicioso. Hemos demostrado que somos capaces de hacerlo, hemos estado al límite para ganarlo. Tenemos la capacidad y las ganas para conseguirlo”. Es la única presea que se le resiste a un combinado nacional que lleva años siendo una superpotencia del waterpolo femenino, pero que necesita dar ese paso final para pasar a la Historia.

En Tokio, hace tres años (se jugó en 2021 por la pandemia) logró con la Selección su preciada y meritoria plata olímpica, esa que exhibe con orgullo en una vitrina en casa, tras caer con Estados Unidos. Sin embargo, ahora han cambiado muchas cosas: “Años atrás nos faltaba creernos que estamos en una final olímpica y creernos que ese oro puede ser nuestro. A día de hoy, somos un equipo distinto a nivel sobre todo de confianza, somos conscientes de dónde estamos y ya jugamos con otro tipo de mentalidad”.

Compartir deporte y club con tu pareja.

"Javi y yo nos conocimos en Sabadell, cuando fichamos los dos por primera vez. Cuando yo me fui al Terrassa, él se fue al Sant Andreu, y regresamos juntos tres años después. Sí que nos vemos, en casa y cuando él baja al gimnasio o voy yo a la piscina, pero tenemos tantos viajes con tantos horarios cambiantes que hay semanas que le veo en la piscina dos veces contadas. No me supone ningún problema, ni es raro ni nada. Doy gracias por compartir los dos el mismo club y tener las mismas facilidades, porque vivimos juntos cerca del trabajo, con todas las comodidades. Muchas veces nos vemos el uno al otro, comentamos, nos preguntamos, nos explicamos… o cuando tengo que desahogarme, pues le expongo mi problema y me ayuda. Nos entendemos porque practicamos el mismo deporte".

Esa reciente derrota en Eindhoven no desmoralizará a las jugadoras de Miki Oca, que seguirán siendo una de las grandes esperanzas españolas para lograr un oro en París. Más bien será gasolina para afrontar unos Juegos que estarán repletos de contrincantes peligrosos a su juicio: “Los equipos están cada vez más fuertes, sobre todo todos los europeos. Holanda, Hungría, Grecia, Italia… todos tenemos la opción de llegar hasta el oro. A nivel más internacional, Estados Unidos siempre ha estado arriba e incluso Australia puede dar mucha guerra”.

“Influirá no solo el nivel físico del equipo, si no factores psicológicos y todos los viajes, competiciones, tiempo fuera de casa… son muchas cosas que nos pueden perjudicar a la hora de competir”, admite no obstante Bea Ortiz, cuya gran esperanza es “conseguir el oro olímpico, por supuestísimo” antes de decidir si serán sus “últimos Juegos” y retirarse. Desde un plano más realista, cree que España puede lograr la hazaña, pero “no será nada fácil”.

Bea Ortiz Waterpolo. Especial Olimpiadas de París 2024

Lo que tiene claro, desde luego, es que no serán sus JJOO más importantes. Los de Río de Janeiro, en 2016, estuvieron rodeados de la mística de la primera vez, repletos de ilusión por la primera experiencia olímpica, por la consecución de un sueño de infancia. Desde Tokio, en cambio, sabe que con eso no basta. Necesita la medalla de oro: “Sí que he notado el cambio, y no solo en los Juegos. Miki me da mucha más responsabilidad, pero por mucha presión que tengas, la ilusión siempre está”.

Deporte de élite y el sueño de la maternidad.

"En un futuro sí, me apetece. A día de hoy no, porque creo que puedo estar dedicándome bastante más años a otras cosas, pero sí que me gustaría. Veo complicado compatibilizarlo estando en activo, quiero ser madre sí o sí cuando me retire del waterpolo, una vez haya cerrado mi etapa como deportista. Igual de aquí a cuatro años me he quedado embarazada y a los dos años decido que quiero volver a jugar. Es complicado, porque el waterpolo es un deporte con mucho movimiento y mucho contacto. ¿Se puede volver a nivel de club y selección? Obviamente, pero al 100% es complicado. Además, siguen faltando ayudas para las madres deportistas".

No todo en la vida de un atleta son los Juegos Olímpicos, no obstante, y menos cuando perteneces a la familia del CN Sabadell, con más de 25.000 socios y una escuela asociada donde se forman deportistas, ciudadanos y personas. En una de sus aulas, de hecho, Bea y sus compañeras reciben las charlas técnicas analizando a sus rivales. Además, comparte su vida con uno de los jugadores del equipo masculino, Javi Bustos. Por eso, aunque la cita de París esté marcada en rojo en el calendario, Bea quiere ganarlo todo, porque el Sabadell significa mucho para ella.

“Obviamente hay que pensar en los JJOO y queremos lo que queremos, pero no hay que olvidarse tampoco de todo lo que tenemos antes, que también es importante. Vamos a pensar en los Juegos, pero vamos a ir día a día jugando lo que toque. Entre la Champions y el oro, no puedo elegir. Lo quiero todo.” confiesa Bea Ortiz, vigente campeona de Europa con su club, que destaca “sacrificio y perseverancia” como claves para alcanzar el éxito.

Factores indispensables para haber mantenido en lo más alto a España durante la última década, a pesar de contar con unas condiciones menos favorables de lo que desearían: “Más allá del soporte que nos puedan dar, nos mueve el orgullo para ir hacia delante y decidir que nadie venga a ponernos techo. Todos tenemos orgullo y rabia, siendo un deporte minoritario, para decir: ‘no te preocupes, si no me ayudas tú ya lo haré yo solo’. Es la unión de equipo, el sacrificio y el trabajo diario”.

Un deporte 'para hombres' y sus referentes de infancia.

"Nunca he sentido que no fuese mi sitio, pero sí que he escuchado y se han hecho comentarios, eso sí que lo he vivido. Intentas contestar de la mejor manera posible, o callarte y demostrar con el tiempo que no es un deporte de hombres; que no hay ningún deporte que sea sólo para hombres. Es la mejor respuesta que podíamos dar las mujeres. Referentes, además, sí que he tenido. En la absoluta, cuando empecé, había muchas jugadoras con mucha calidad, con mucho nivel, muy buenas personas, algunas son amigas, y todas ellas, las mayores que llevan muchos años o ya no están, han sido un referente a la hora de jugar waterpolo, de verlas y aprender, y por el camino que nos han dejado y nos han enseñado a dejar, por los valores que nos han transmitido y se siguen manteniendo en el equipo".

Un discurso que enarbola -con cierta chispa en la mirada- Bea Ortiz para reivindicar el waterpolo español: “Tanto el masculino como el femenino han demostrado todos estos años que seguimos arriba pese a seguir sin tener voz en los medios por mucho que luchemos. Parece que les da igual, y me parece injusto. Aunque me pueda doler que me hagan más o menos caso que a otros deportes, que tienen más facilidades para llegar hasta arriba, también me llena de orgullo porque lo he tenido más difícil. Por eso, con más razón voy a llegar, para demostrar que he tenido que trabajar el doble para alcanzar la cima”.

El waterpolo me ha dado los valores que tengo, a parte de mi familia. Me ha enseñado a tener unos valores que muchos niños no han tenido con la edad con la que yo empecé. Por lo sacrificado que es, por las horas que conlleva, por compartir con los compañeros, por ser un deporte complicado de aprender… todo eso transmite unos valores que otros deportes no. Los niños deberían probarlo para saber el esfuerzo y el sacrificio que hay detrás, pero siempre en positivo. Esfuerzo, sacrificio, constancia, compañerismo…”, profundiza en su reflexión Bea Ortiz, declarando su amor por un deporte que le ha cambiado la vida.

Por eso, cuando le preguntan sobre el legado que le gustaría dejar, más allá de éxitos y medallas, lo tiene claro: “Quiero que, cuando se hable de mí, se hable de una jugadora con valores, que los transmitió a los niños, y que nunca tiró la toalla aunque las cosas saliesen mal”. Cuando diga adiós, eso sí, lo hará de verdad: “Después de tantos años vinculada al waterpolo, cuando me retire lo último que me va a apetecer va a ser seguir viendo de cerca mucho waterpolo”.

Deporte femenino en España: Caso Rubiales.

"Al deporte femenino en España en general, como al waterpolo en particular, le ha costado que se le diese la misma bola que al masculino. Cada disciplina femenina lucha por esa igualdad, llevamos muchos años luchando y se ha visto una evolución interesante, pero cada deporte tiene su propia lucha con la igualdad".

"Al caso Rubiales se le ha dado mucho bombo. No me malinterpretes, el gesto fue repugnante, pero quitó importancia al Mundial. Las campeonas del mundo son ellas, no Rubiales. Me parece muy bien que se haya llevado a juicio, que se haya denunciado; pero eso debería haberse hecho en un segundo plano, porque lo importante eran las campeonas del mundo. Obviamente es algo denunciable, repugnante y no lo apoyo para nada, pero se podría haber llevado con mucha menos importancia mediática".

No se plantea, por tanto, ser entrenadora. El sueño que le queda por cumplir es otro: “Quiero irme a jugar fuera de España. No me importaría irme a Australia medio año, allí la liga es más corta. Me da igual dónde irme siempre que pueda vivir esa experiencia”. Un deseo que, junto a las dos medallas que le faltan, le haría poner el broche de oro a una carrera digna de una superproducción hollywoodiense. 

Será el cine, su otra gran pasión, el que la reciba con los brazos abiertos cuando acabe su etapa como deportista. Ese es su gran objetivo vital, aunque también reconoce que le gustaría ser madre -no en activo-. Además, cuando llegue el momento podrá disfrutar de una vida más “ordinaria” que ahora el waterpolo le niega: “Me gustaría tener mucho más tiempo del que tengo. Compaginar el deporte con lo demás es complicado, cuestión de fuerza de voluntad y organización”. 

“Tienes que tener la suerte de que tu familia entienda, acepte y comparta la vida que llevas. No puedo planificar mi vida más allá de una semana, vivo al día. Me gustaría dejar de vivir con ese miedo a decir ‘me gustaría ir, pero no sé si puedo’. Eso es lo que más nos diferencia a los deportistas de élite de los demás”. Aun así, es consciente de que podrá disfrutar “con el tiempo” del resto de sus pasiones, como la lectura, su perrita Leia -a la que acompañamos en su paseo tras el entreno-, o visitar el pueblo de sus abuelos en Burgos, Puentedura, donde confiesa que suele escaparse “para estar conmigo misma y aislarme del mundo”. Allí volverá este verano, a su espacio seguro, quién sabe si acompañada de un oro olímpico que culmine su trayectoria y la del waterpolo femenino español.

Test. Bea Ortiz. Especial Olimpiadas París 2024. Waterpolo