La NASA ha puesto en marcha una misión "histórica", en palabras de sus responsables, que se activaría en caso de que un meteorito pudiese impactar contra la Tierra. El proyecto, aún en fase de desarrollo, pondrá en órbita una nave para desviar cualquier asteroide con riesgo de colisión con el planeta.

Aunque esta es una posibilidad remota, la agencia estadounidense estudia habitualmente la trayectoria de los meteoritos para descartar que supongan un peligro para la humanidad. No en vano, una de las teorías sobre la desaparición de los dinosaurios defiende que se debió al impacto de una roca espacial gigante.

Las primeras pruebas se han realizado contra objetos terrestres de gran tamaño, para comprobar qué tecnología sería necesaria. El siguiente paso sería lanzar un cohete no tripulado, para tratar de modificar la trayectoria de, por ejemplo, restos de basura espacial. La defensa de la Tierra es la finalidad principal de este proyecto, que la NASA ha enfocado en un primer lugar a asteroides. Sin embargo, si la técnica logra perfeccionarse, serviría también para repeler un posible ataque extraterrestre.

Ni los arqueólogos ni los historiadores han sido capaces de demostrar hasta hoy cuál es el verdadero origen de las famosas líneas de Nazca, dibujos que ocupan una superficie de hasta 800 kilómetros cuadrados en el desierto peruano. Algunas como la de la fotografía (‘La araña’) parecen incluso retratar formas de vida extraterrestre.

Como ya se ha dicho en numerosas ocasiones, sería imposible que los habitantes del antiguo Egipto construyeran edificaciones de un tamaño tan colosal, sin los medios técnicos que existen hoy en día. Más que una obra dedicada a los faraones, se trataría de algún tipo de monumento de alguna cultura extraterrestre.

Aunque las más célebres sean las de Val Camónica, en Italia, no son las únicas pinturas rupestres en las que se han localizado figuras de astronautas. No existiendo los viajes en el tiempo, la única explicación plausible sería que una civilización inteligente aterrizase en la Tierra y quedara retratada por nuestros ancestros.

Mediante un evento en Facebook, una multitud de seguidores del anime ha realizado un llamamiento a ‘invadir’ el Área 51, una zona restringida que el Gobierno de Estados Unidos utiliza para entrenamiento militar.

En el capítulo 15 de la novena temporada de la serie, se hablaba del avistamiento de un objeto volador no identificado en Roswell, Nuevo México, en 1947. En un grupo de la red social, sus fans empezaron a investigar el suceso y las pistas les llevaron al Área 51. Pese a la fuerte vigilancia del emplazamiento, una multitud de ‘otakus’ ha logrado acceder para darle la bienvenida a nuestros vecinos del espacio exterior.

Después de años guardando silencio por miedo a represalias, un exmarine estadounidense que luchó en la Guerra del Golfo ha puesto su responsabilidad como ciudadano por delante de su integridad. El hombre, en paradero desconocido y cuya identidad no se ha desvelado, ha decidido hablar al contraer una enfermedad incurable.

Dan, nombre falso con el que le han identificado las televisiones, no volvió a ser el mismo al volver de Kuwait. Después de que un misil destruyera un almacén secreto del ejército, él y sus compañeros encontraron material altamente sensible mientras buscaban comida: un armario blindado con cientos de páginas de información clasificada que confirmaba la presencia reciente de alienígenas en la zona.

Además, había un mensaje encriptado que el joven Dan no olvidaría jamás: los extraterrestres aseguraban que aquella incursión era solo una avanzadilla y que regresarían 30 años después a completar su misión. Todos esos documentos fueron destruidos. El exmarine, que lleva todo el año oculto y esperando la llegada de los alienígenas, ha compartido su historia para que la población pueda ponerse a salvo "antes de que sea demasiado tarde".

El Departamento de Ufología de la Facultad de Ciencias Ambientales de esta universidad ha realizado una investigación para destapar a los creadores de los bulos. Según el paper publicado en la revista Science, Nature and Ufolog, concluyen que "autores intelectuales de izquierdas como Noam Chomsky y Norman Finkelstein están involucrados en la difusión de contenido falso acerca de ovnis avistados en tres estados del país".

A tenor de estas conclusiones, el centro universitario ha emitido un comunicado por redes sociales donde indican que "están estudiando vetar en futuras conferencias y congresos a los dos autores intelectuales progresistas" señalados en el estudio.