Pero el mejor jugador del Villarreal, Riquelme, lo falló, y el cuadro castellonense despertó a orillas del Sena. El Arsenal jugará ese partido en París el 17 de mayo tras no disparar a la puerta de Barbosa ni una sola vez. El fin justificó sus medios.El partido fue monólogo desde el primer minuto. El Villarreal no renegó de su juego de toque y buscó con paciencia su momento ante la red que Wenger tejió en su campo. Guille Franco protagonizó casi todas las ocasiones, desperdiciadas una por una. No obstante, la más clara la tiró fuera Forlán a puerta vacía en la segunda mitad.
El Villarreal lo intentó hasta el final y cuando apenas quedaba aliento llegó el penalti que daba la prórroga. Y Riquelme cogió el balón, y Lehman paró el disparo. Y Vila-Real secó sus lágrimas ovacionando a su equipo.
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