La Real llegaba a este encuentro muy disminuida de efectivos tras acumular en las últimas semanas las bajas de Darko Kovacevic y Mikel Aranburu, pero Jose María Amorrortu sigue sacando petróleo de un banquillo que parecía yermo en recursos y, contra pronóstico, los donostiarras dominaron el partido en su primera mitad.

Favoreció, también es cierto, el tempranero gol de Nihat en el minuto 4, cuando Cifuentes, un lateral de gran calidad que apenas ha sido utilizado por el técnico realista, realizó un pase de 40 metros y entregó el balón al futbolista turco, que ya se había adelantado a toda la defensa del Villarreal, para batir sin excesiva oposición a Sebastián Viera.

El conjunto de Pellegrini, que todavía estaba celebrando el éxito de su clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones, se quedó algunos minutos descolocado y a merced de los vascos, aunque los pocos aficionados que se dieron cita en Anoeta percibían en todo momento una latente sensación de peligro por parte los levantinos.

El empate tardaría todavía en llegar y se produjo a nueve minutos para el descanso, tras una espectacular jugada de Román Riquelme, quien regaló el gol al canario Guayre tras una gran acción individual.

Los guipuzcoanos trataron de retomar la iniciativa en la segunda mitad, pero el Villarreal estaba ya muy entonado y reflejó su dominio con un segundo gol, que se inició con un pase largo del brasileño Senna, continuación de Forlán y Guayre como finalizador para obtener su segundo gol del partido.

El tanto de la tranquilidad para el Villareal llegó a veinte minutos del final y fue obra del mejor jugador amarillo, el ex-barcelonista Román Riquelme, quien desde fuera del área culminó una gran acción personal con un potente disparo que alojó el balón en el fondo de la red.

Los postreros intentos de los donostiarras por acercarse al menos en el marcador fueron infructuosos y todavía Amorrortu tuvo que escuchar algunos silbidos cuando cambió al fino Xabi Prieto por el trabajador Larrea.

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