El Everton, con el 1-2 adverso de la ida, planteó un encuentro valiente, con una fuerte presión en toda la cancha que incomodó mucho al Villarreal, ya que los castellonenses sufren cuando no tienen la posesión del balón.

Sin embargo, el empuje de los ingleses no fue suficiente para poner en apuros al equipo local. El meta argentino Barbosa tan solo tuvo que emplearse a fondo en un remate de cabeza de Cahill, tras una jugada a balón parado, único recurso ofensivo de un Everton muy limitado técnicamente y en el que sólo Arteta daba un poco de criterio a la circulación del balón.

El Villarreal no encontraba su habitual estilo de juego pero la fortuna le sonrió en un zurdazo desde la frontal de Sorín que rebotó en el central Weir y descolocó al meta inglés, que impotente vio como el balón acababa en el fondo de su portería (1-0).

El Villarreal, crecido tras el gol

El gol atemperó el ánimo de los de Liverpool y espoleó al Villarreal. La mayor presencia en el juego de Riquelme y la movilidad de Forlán en ataque cambiaron la decoración del encuentro y tan solo las buenas intervenciones del meta Martyn impidieron que el conjunto español se retirara al descanso con una ventaja mayor.

En la reanudación el Villarreal salió dispuesto a cerrar definitivamente la eliminatoria. Riquelme tomó la batuta y todo el Everton tembló a excepción de su guardameta Martyn, que estuvo soberbio y con sus paradas permitió que su equipo no saliera goleado de El Madrigal.

Un libre directo ejecutado magistralmente por Mikel Arteta permitió al Everton empatar el encuentro (1-1) y soñar con igualar también la eliminatoria, objetivo que a punto estuvo de lograr apenas un par de minutos después, en un centro que topó en el cuerpo de Sorín y repelió el larguero.

El partido entró en una fase peligroso para los de Pellegrini, que trataban de "dormir" el partido, aunque el Everton, con la entrada al terreno de juego de jugadores más técnicos, creó más peligro y a diez minutos del final vio como Collina le anulaba un gol a Ferguson ante el suspiro de alivio de las gradas de El Madrigal.

El Everton se lanzó a por todas y bombeó una y otra vez balones al área castellonense en busca del gol que le permitiera jugar la prórroga. El Villarreal se defendió como pudo para impedirlo y en un contragolpe, en el tiempo de prolongación, sentenció Diego Forlán, tras una gran cabalgada de Sorín que le sirvió en bandeja el 2-1 definitivo.