Victoria por inercia

Pablo desatasca a un espeso Atlético, que vence sin brillo, con agobio y merced a un dudosísimo penalti.
Fernando Torres celebra con los brazos en alto su gol, el primero del Atlético.
Fernando Torres celebra con los brazos en alto su gol, el primero del Atlético.
EFE
Fernando Torres celebra con los brazos en alto su gol, el primero del Atlético.
Tras el varapalo del Bernabéu, el Atlético retomó su victoriosa racha con Pepe Murcia en el banquillo, noqueó al Racing y se adjudicó los tres puntos. Ésa fue la noticia más gratificante para la sufrida afición rojiblanca, que ayer pobló el Calderón. Pero no hubo muchas más...Y es que los fantasmas que parecían haber huido en la maleta de Bianchi ayer reaparecieron ante el equipo montañés. El conjunto de Murcia firmó una primera parte para olvidar, con un remate lejano de Petrov como única señal de vida. Las bajas de Luccin y Maxi hicieron mella en el ánimo del Atlético, que fue acorralado por un Racing que gozó de más y mejores ocasiones. Los locales, no obstante, recuperaron cierto esplendor en la segunda parte y, tras un dudoso penalti a Colsa, Torres, con mucho estilo, puso en ventaja al Atlético. El Racing, en lugar de tirar la toalla, siguió fiel a su discurso, bombardeó de balones el área rojiblanca y, en un córner, Damiá batió de cabeza a un espantoso Leo Franco. Poco les duró la alegría. A los tres minutos, y fotocopiando casi el tanto de Damiá, Pablo fijó el 2-1. Y el Atlético, más por inercia triunfadora que por mérito, aguantó. El síndrome de las remontadas encajadas con Bianchi sí parece historia.
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