Sebastian Vettel, dominador absoluto de los últimos cuatro años de Fórmula 1, en los que ganó el Mundial con auténticos paseos militares, está sufriendo de lo lindo este año, y no sólo porque los Mercedes están siendo más rápidos que los Red Bull, sino porque su propio compañero de equipo, Daniel Ricciardo, está funcionando mejor que él.

Prueba de ello fue la circunstancia que se dio en el GP de China. Sebastian Vettel salía tercero, por detrás de Ricciardo. El alemán le ganó la posición en la salida, aunque ambos se vieron superados después por Fernando Alonso tras la buena salida del asturiano y su primera parada en boxes. Pero cuando el alemán circulaba tercero, pronto se vio que Ricciardo era más rápido.

En la vuelta 25, con Ricciardo pegado, el equipo Red Bull le dio órdenes a Vettel de que dejara pasar a su compañero. El alemán preguntó qué neumáticos llevaba su compañero. Le informaron de que llevaba los mismos que él, pero más nuevos, a lo que Vettel respondió "mala suerte", mientras impedía por todos los medios que Ricciardo le pasara.

Finalmente, tras unas cuantas curvas de pelea, Vettel cedió su posición ante Ricciardo, perdiendo sus opciones de subir al podio, ya que Nico Rosberg, tras un mal inicio de carrera, pudo alcanzar las posiciones más altas.

La pesadilla para Vettel no paró ahí, ya que tuvo que soportar, en la vuelta 35, que el japonés Kamui Kobayashi (Caterham), se desdoblara en la vuelta 35, lo que provocó la indignación del tetracampeón.

Tras la carrera, Vettel admitió que "el coche todavía no está", así como que "Ricciardo demuestra que hay más en el coche de lo que yo puedo sacar". Además, destacó que Ferrari "ha dado un paso adelante de 7 u 8 kilómetros por hora mas en recta".

Por su parte, el piloto australiano Daniel Ricciardo "Me anima estar por delante de Vettel. Es genial poder ver que he sido más rápido, pero aún tenemos gente por delante".