La escudería Toro Rosso seguirá, este año más que nunca, como filial de Red Bull para desarrollar el motor Honda. Aunque la normativa en teoría lo prohibe, en la práctica son el banco de pruebas para los mayores. Este año contarán, de nuevo, con Daniil Kvyat, el tres veces despedido que se incorpora de nuevo a la escuadra de Faenza para acompañar al último salido de la escuela de jóvenes pilotos, el dubitativo Alexander Albon, el exótico anglotailandés que debutará en este 2019. Brendon Hartley no dio la talla y a Gasly le han subido a Red Bull, tras hacerlo razonablemente bien la pasada temporada. Lejos quedan aquellos días en los que Vettel ganó el GP de Italia de 2008.

El caso de Daniil Viacheslavovich Kvyat da para estudios en el ámbito laboral. Muy pocos trabajadores en el mundo han sido despedidos tres veces y otras tantas refichados, y es el caso del piloto ruso, que acabó fagocitado por la llegada de Verstappen, primero, y después expulsado de Toro Rosso. Capaz de lo mejor (un podio en 2016) y de lo peor, su función será la de ser el líder de Toro Rosso y obedecer, si quiere mantenerse en Fórmula 1. Como curiosidad: su pareja es Kelly Piquet, hija del legendario tricampeón del mundo de Fórmula 1 Nelson Piquet.

Tailandia sólo había tenido un piloto en Fórmula 1 hasta el momento: el histórico príncipe Bira (Birabongse Bhanudej Bhanubandh), que disputó 19 Grandes Premios entre 1950 y 1954. Ese vacío acabará en este 2019 gracias a Alexander Albon, este británico de nacimiento pero tailandés de nacionalidad. Es una apuesta arriesgada de la cantera de Red Bull, ya que no ha ganado ningún título en categorías inferiores. Su buen hacer en la F2 en 2018 (finalizó tercero tras Russell y Norris) llamaron la atención de Toro Rosso para subirle inmediatamente, lo que le hizo romper unilateralmente el contrato que había firmado con Nissan para disputar la Fórmula E. Su escasez de palmarés le convierten en una gran duda.