No será sencillo para los aficionados españoles seguir el periplo de la selección española en el Mundial de Rusia debido a las grandes dimensiones del país anfitrión. Sochi, Kazán y Kaliningrado, las tres ciudades que acogerán los encuentros de la primera fase de España, están muy alejadas entre ellas y hacen prácticamente inevitable coger vuelos interiores para cubrir las distancias.

Sochi, escenario del debut de España contra Portugal, el viernes 15 de junio a las 20.00 horas, está a 1.500 kilómetros de Kazán, segunda parada de La Roja y ciudad donde se medirá a Irán el miércoles 20 de junio (20.00 h). Para completar la primera fase, habrá que viajar hasta Kaliningrado, a 1.800 kilómetros de Kazán, donde la selección se enfrentará a Marruecos, el lunes 25 de junio (20.00 h).

Pero la organización del Mundial de Rusia, consciente de las enormes distancias que tendrán que cubrir los aficionados, ha pensado en todo y ha puesto en marcha el llamado Pasaporte del Aficionado, Fan ID en inglés, un documento que deberán tramitar obligatoriamente todos los seguidores con entradas para los partidos.

Ese pasaporte del aficionado, que se puede tramitar en la web www.fan-id.ru, permite entrar en Rusia sin necesidad de obtener visado y evita así un engorroso trámite con las autoridades rusas. Pero, además, permite al aficionado utilizar gratuitamente el transporte público de la ciudad que ese día acoja partido del Mundial e, incluso, permite utilizar gratuitamente algunos trenes especiales para viajar entre sedes.

Pero a pesar de las distancias, los aficionados que tengan el privilegio de viajar al Mundial de Rusia podrán disfrutar de ciudades sorprendentes que suelen estar apartadas de los clásicos circuitos turísticos.

Sochi es una de las ciudades más privilegiadas de Rusia debido a su exclusiva situación a orillas del mar Negro y a un paso de las imponentes montañas del Cáucaso. Es un exclusivo destino de vacaciones para los rusos, tanto en verano debido a sus playas, como en invierno gracias al esquí y los deportes de nieve.

Esta ciudad balneario tiene también una relación muy estrecha con el deporte. En 2014 fue la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno y en la actualidad acoge el GP de Rusia de Fórmula 1.

Además de sus playas o una excursión a la montaña, en Sochi se puede visitar el Parque Olímpico, escenario de los Juegos, con modernas construcciones como el Palacio de Hielo o el estadio Olímpico. La ciudad acoge también numerosos museos, uno de los más curiosos es la residencia de verano de Stalin, que solía veranear en la ciudad. También destaca la Catedral de San de San Miguel Arcángel, un gran templo ortodoxo del siglo XIX, aunque el lugar más emblemático de Sochi es, quizás, su paseo marítimo.

La capital de la República del Tatarstán, una de las regiones históricas de Rusia, se levanta a orillas del río Volga y a unos 500 kilómetros al oeste de los Urales. Es una ciudad multicultural en la que conviven rusos y tártaros, además de otras etnias minoritarias. El ruso y el tártaro son idiomas oficiales en la ciudad, que es también una de las principales paradas del mítico ferrocarril transiberiano.

En las últimas décadas Kazán ha experimentado un importante crecimiento demográfico y económico, siendo en la actualidad una de las áreas metropolitanas más dinámicas de Rusia.

El principal atractivo turístico de Kazán es el Kremlin, declarado patrimonio de la humanidad, una gran fortaleza blanca en cuyo interior se levanta la Catedral de la Anunciación, del siglo XVI; y la torre inclinada de Soyembika. No obstante, la construcción más llamativa dentro del Kremlin es la Mezquita de Kul Sharif, cuyos minaretes son visibles desde muchos puntos de la ciudad.

La antigua Konigsberg, una histórica ciudad hanseática de Prusia Oriental, fue anexionada por la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial y renombrada como Kaliningrado. Desde entonces pertenece a Rusia.

Kaliningrado es un importante puerto marítimo en el Báltico y en la actualidad se encuentra separada del resto de Rusia, ya que la región de Kaliningrado hace frontera con Lituania y Polonia. Es decir, para llegar por tierra a Kaliningrado desde cualquier otro punto de Rusia hay que salir del país a través de la frontera lituana o polaca.

Entre sus reclamos turísticos se encuentra la Catedral de Konigsberg, reconstruida en la década de los años 90 tras ser prácticamente destruida en la II Guerra Mundial, y la Casa de los Soviets, una gran mole de hormigón levantada donde se encontraba el antiguo Castillo de Konigsberg, arrasado tras la Guerra Mundial.

Otro lugar destacado es el Museo del Ámbar, una piedra preciosa que ha marcado la historia de Kaliningrado y de muchas otras ciudades bálticas. Si viajan con niños, pueden acercarse al zoológico de la ciudad, el más antiguo de Rusia y uno de los más grandes del país.