La continuidad de Antonio Álvarez es una incógnita. La destitución de Manolo Jiménez le brindó la oportunidad de su vida: entrenar al Sevilla.

Antonio Álvarez llevaba desde 1995, cuando volvió al club como segundo entrenador, esperando ese día. Siempre a la sombra de grandes técnicos sevillistas, como Juande Ramos o Caparrós, pudo cumplir su sueño a finales del pasado mes de marzo ante el Villarreal.

Y con sólo una decena de partidos a cuestas, el preparador sevillano se ha atrevido a poner en un brete a la directiva del Sevilla. Renovarle o no renovarle. Ésa es la cuestión. Haber conquistado la Copa del Rey y meter al equipo en Champions debería ser la recompensa para Álvarez, que aceptó el reto tras la negativa de Luis Aragonés.

"Creo que merezco renovar, pero no depende de mí", ha dicho en los últimos días el marchenero, de 55 años, quien como jugador defendió la camiseta del Sevilla durante 14 temporadas. Los jugadores son sus principales valedores.

"Me gustaría que siguiera"

"Es un entrenador que me gusta personalmente. Después la decisión dependerá del club pero, la verdad, me gustaría que siguiera", aseguró Kanouté. "El vestuario está a muerte con él", dijo Capel. "Se ha merecido seguir", opinó también Negredo.

Pero ni Del Nido ni Monchi tienen claro su futuro. El sueño de ambos era Laurent Blanc, quien será nuevo seleccionador francés tras el Mundial de Sudáfrica. Descartado el galo, Míchel, Gregorio Manzano y Manuel Pellegrini son los grandes rivales de Antonio Álvarez.