El Madrid pasa del patadón al 'jogo bonito'

  • La llegada de Schuster al Real Madrid supone un cambio radical con respecto a Capello.
  • Son dos técnicos antagónicos en la forma de entender el fútbol, pero también en el trato con los jugadores y en el carácter.
  • La apuesta tiene sus riesgos: Capello siempre garantiza títulos; Schuster aún no ha ganado nada.
Capello y Schuster: dos entrenadores antagónicos.
Capello y Schuster: dos entrenadores antagónicos.
Capello y Schuster: dos entrenadores antagónicos.

El Madrid quiere cambiar el patadón por el 'jogo bonito'. En ese viaje a las antípodas, el equipo blanco ha prescindido de Fabio Capello, un sargento que garantiza títulos, por Bernd Schuster, un entrenador con buen gusto por el fútbol.

El cambio de filosofía es radical y, dado que Capello ganó la Liga, un tanto arriesgado.

Pedja Mijatovic, director deportivo del Real Madrid, justificó el despido de Fabio Capello con el argumento de que el Real Madrid debe ofrecer "algo más" en su juego.

Ese "algo más" se concreta en un puñado de razones:

Con la llegada de Bernd Schuster al banquillo del Santiago Bernabéu el Real Madrid pretende recuperar sus señas de identidad, esas que le asocian al buen fútbol y que con Capello se habían perdido.

Capello y Schuster son como la noche y el día, dos técnicos antagónicos no sólo en la forma de entender el fútbol, sino también en el carácter y el trato a los jugadores.

Con Capello el Madrid recurrió en exceso al pelotazo. El italiano es de los que creen que la forma más rápida de llegar a la portería contraria es la línea recta.

También es un defensor a ultranza del doble pívote defensivo cuya principal misión sea recuperar el balón. Es decir, destruir y no crear.

Orden y libertad

Schuster es bien diferente: apuesta por el toque para descolocar al contrario; utiliza un único pivote defensivo y otro ofensivo sobre el que gira el juego del equipo.

Tácticamente, el italiano es un entrenador más encorsetado que el Schuster. Su única apuesta es el 4-4-2, mientras que el alemán utiliza varios sistemas, con preferencia por el 4-3-2-1 o el 4-4-2.

Schuster aboga por el orden defensivo y es partidario de dar mucha libertad en el ataque. Con Capello todo está previsto de antemano.

Las diferencias van más allá de lo meramente futbolístico. En el trato con los jugadores Capello era muy estricto, rígido y un tanto distante.A su favor hay que decir que era un gran motivador.

Schuster es más sereno, más tranquilo. Le gusta dialogar más con los jugadores y raras veces levanta la voz. Sólo se enfada de verdad cuando cree que el equipo pierde su identidad dentro de la cancha.

El alemán explica las cosas con claridad y sencillez y nunca busca culpables a los malos resultados.

El cambio de rumbo en la nave madridista es total. Ramón Calderón cree que la apuesta le saldrá bien. Para ello deberá ganar la liga como mínimo. Pero esa es otra historia cuyo final no se conocerá hasta dentro de un año.

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