El desierto de Argelia tiene dos desiertos: las dunas, siempre fotogénicas, y la hamada, formada solo por piedras y arena. Allí espera el pueblo saharui para regresar a su casa, los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos desde 1975. Y allí, la línea de meta del campamento de refugiados de Smara coronó el lunes a tres españolas en el Sáhara Marathon 2011: Loli Jiménez (3.36:02), Mónica Batán (3.52:19) y Olatz Mitxelena (4.10:20). Para estas tres reinas del desierto el aspecto deportivo deja paso al solidario. "Los saharauis deben gritar más fuerte", afirma Loli, cordobesa y campeona. "La solución depende de la comunidad internacional", añade Mónica, madrileña y segunda clasificada. El podio lo completó Olatz, vasca: "Los saharauis no ven una solución a corto plazo".

En carrera, el momento de mayor sufrimiento para Loli, ganadora también el año pasado, fue "la entrada al campamento. Se da un giro muy grande y no hay avituallamiento". Mónica, debutante, lo pasó peor "en las dunas", entre el kilómetro 20 y el 30. A Olatz, también en su primer maratón, se le hicieron "interminables las rectas". El aliento continuo del pueblo saharaui es una de las claves para terminar esta carrera extrema y solidaria. "A mí me puso la piel de gallina el sonido que hacen las mujeres saharauis con la lengua –el tzagrit–", cuenta la maratoniana vasca.

"Yo casi me pongo a llorar en Auserd –otro campamento de refugiados– porque los niños te están esperando para que les choques las manos al pasar", apunta la madrileña. "Sí, es impresionante ver a todos los críos esperándote a la salida de los colegios para animarte", corrobora la cordobesa.

Solo echaron de menos una cosa: más atletas saharauis. "Yo vengo con un expedición de Córdoba, en un proyecto deportivo y de ayuda para los hospitales. Además, damos 10 euros a cada corredora local y este año solo se han apuntado siete. Muy pocas", explica Mónica. "Esto te da una idea también de cómo están las mujeres aquí", lamenta Mónica. "Sí, comparado con otros países árabes, son más avanzados, pero todavía queda mucho", concluye Olatz.

La carrera de Mónica Batán fue la más original de las 126 participantes. "Desde la ONG Mundo Cooperante subastamos los kilómetros que iba a correr y cada tres hice una prueba: salí con una nariz de payaso, me puse unas gafas de Martirio, escuché a Georgie Dann, corrí con tutú, escancié una sidra en marcha...". Así, hasta 14 pruebas "para acercar a la gente el día a día del pueblo saharaui". Este proyecto lleva recaudados 6.000 euros.