El renacimiento de Roxana Popa

La gimnasta Roxana Popa, en el gimnasio de su club, Los Cantos de Alcorcón.
La gimnasta Roxana Popa, en el gimnasio de su club, Los Cantos de Alcorcón.
JORGE PARÍS
La gimnasta Roxana Popa, en el gimnasio de su club, Los Cantos de Alcorcón.

Viernes. 18 de junio de 2010. 19.30 horas. Diez días antes de los Campeonatos de España de Gimnasia Artística. Roxana Popa lo recuerda con detalle: "Fue en paralelas. De la banda inferior a la superior. Estaban demasiado separadas porque antes las había utilizado una compañera más alta que yo, la entrenadora no las cambió y no llegué a la banda. Caí con las manos y me acordé de que otra gimnasta se había fastidiado los ligamentos de esa forma, así que empujé con las piernas y me partí el codo izquierdo. Para prevenir una cosa me fastidié otra".

Dos años y dos operaciones después, la promesa de la gimnasia artística, conocida como la Nadia Comaneci española -"Me agrada que me llamen así, pero no me presiona"-, ha logrado un sexto puesto en los Europeos y un 12º en los Mundiales que se celebraron a principios de octubre en Amberes (Bélgica). "Me siento satisfecha porque mucha gente sale de una lesión, pero pocos vuelven y mejoran deportivamente. Para ser el primero año en categoría absoluta, me conformo. Para el que viene no me valdrá quedar por debajo del 8º puesto", apunta.

¿Y una medalla en los Juegos de Río 2016 contra estadounidenses, rusas, chinas..., es imposible? "No. Estaré en plena forma. 19 años es la edad perfecta", asegura Roxi, como la llaman sus compañeras del Club Los Cantos de Alcorcón.

"Le debo muchísimo a Jesús Carballo"

Roxana se ha tenido que acostumbrar a entrenar y a competir con dolor. "Me pusieron dos tornillos reabsorbibles y me tienen que dar masajes para que no se me cargue demasiado la zona. Si cada vez que me duele el codo tuviera que parar, estaría medio año parada. Hay que tirar para adelante", señala mientras demuestra con un gesto que solo puede girar el brazo izquierdo hasta la mitad, como en posición de estrechar la mano, incapaz de poner la palma boca arriba.

Asegura que nunca pensó "en dejarlo", aunque los médicos la dijeron que su codo "no estaba para hacer deporte y menos gimnasia". Sin embargo, apareció Jesús Carballo, exseleccionador y ahora denunciado por abusos sexuales por una exgimnasta. "He estado dos años con él en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y no noté nada raro. Era como cualquier entrenador que apoyaba y ayudaba a las gimnastas. Yo le debo muchísimo porque fue él el que me sacó de la lesión del codo. Llegué sin porder apoyar el brazo, ni colgarme ni hacer el pino y él estuvo en todo momento conmigo", comenta.

Roxana tampoco piensa en las posibles secuelas físicas cuando se retire: "Sinceramente, me da igual mientras lo que me pase no me afecte ahora mismo al deporte. La gimnasia es una disciplina muy completa en la que utilizas todas las articulaciones y necesitas fuerza elasticidad, equilibrio, concentración... Eso no se trabaja en dos horas al día y menos para llegar al máximo nivel".

Un chica hiperactiva

Roxana Popa se entrena más de siete horas cada jornada, excepto los domingos y los jueves por la tarde. Es una chica de 16 años que no cree que se esté perdiendo nada. "Soy inquieta y activa. Necesito descargar. Bastante me aguantan los compañeros de clase. No creo que me esté perdiendo nada de mi edad. Lo normal está muy visto. ¿Para qué ser normal? A mí me gusta la gimnasia y voy a por esto".

Estudia 1º de Bachillerato de Letras y le encanta dibujar. Con seis años llegó a España, pero ya antes practicaba gimnasia. "Empezó con cuatro años. Siempre estaba por arriba, nunca por abajo. El suelo le quema", recalca su madre, Carmen, quien se trajo a su hija de Rumanía en autocar "para darle una vida mejor. Como hacen todos los padres". "Siempre estaba saltando en los sofás y abriéndome la cabeza. Mi madre me apuntó a gimnasia artística porque rítmica era demasiado tranqui para mí. Me dijo: 'Vete al gimnasio, no me destroces la casa y aprende a caer".

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