'Rafa, no me jodas' vuelve a las andadas

  • Diez años después Rafael Guerrero, el linier más famoso de España, volvió a liarla en otro Barcelona-Zaragoza.
  • Expulsó a Motta y se desató la polémica.
  • Fuera del campo es una persona encantadora, señalan amigos y enemigos.
Iturralde González, en el centro, aparta a Rafa Guerrero (derecha) de los jugadores del Barça (Guido Manuilo/EFE).
Iturralde González, en el centro, aparta a Rafa Guerrero (derecha) de los jugadores del Barça (Guido Manuilo/EFE).
Agencias
Iturralde González, en el centro, aparta a Rafa Guerrero (derecha) de los jugadores del Barça (Guido Manuilo/EFE).

Se ha convertido por méritos propios en el juez de línea más famoso de España.

Rafael Guerrero, más conocido por "Rafa no me jodas" (aunque Mejuto nunca llegó a decir esa frase sino: "¡Vaya joder, Rafa!"), es ya un clásico del fútbol español: todo el mundo sabe que de tanto en tanto la lía en algún partido.

Este domingo la lió en el partido entre el Barcelona y el Zaragoza al indicar al árbitro, Iturralde González, que expulsara a Motta por darle, presuntamente, un manotazo a Diego Milito.

Lo que para todos era tarjeta amarilla, para este juez de línea, al que muchos critican por su afán de protagonismo, fue roja. Y se armó un buen lío que alteró el curso del partido.

Salto a la fama

Guerrero debe tenerle querencia a los Zaragoza-Barcelona porque hace diez años, en 1996, cuando apenas empezaba su segunda temporada en Primera, se hizo famoso con el "penalti y expulsión". ¿Lo recuerdan?

Fue su momento de gloria y el mayor error de su carrera. Aunque luego vinieron otros fallos que acrecentaron más aún su fama de polémico: también expulsó a Zidane por un manotazo sobre "el duro" Pablo Alfaro.

En Cádiz también se acuerdan de él: instó a Iturralde a anular un gol al cuadro gaditano por una mano inexistente.

Una persona normal fuera del campo

Dentro del campo la polémica persigue a Rafa Guerrero, pero fuera todo el mundo coincide en una cosa: es muy buena persona

Desde su profesora de EGB en el colegio de Trobajo del Camino, el pueblo leonés donde reside con su mujer y sus hijos, hasta el propio Víctor Fernández, entrenador del Zaragoza y máximo perjudicado por su decisiones, aseguran que es un tipo encantador que siempre ayuda a los más comprometidos y colabora con varias ONG.

A sus 43 años, su fama trasciende el ámbito puramente futbolístico y hasta ha protagonizado un anuncio publicitario para una marca de coches.

Pero tan malo no debe de ser: es juez de línea internacional, aunque a muchos les sorprenda.

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