Monólogo local
La primera parte fue casi un monólogo del equipo local, alterado únicamente por alguna jugada trenzada del equipo murciano que apenas inquietaba los dominios de Álvaro. Jaime, por su parte, se erigió en el hombre más brillante de los de Abel por sus continuas intervenciones bajo palos y sus continuas alianzas con la suerte, igualmente.
Así, y tras una única ocasión clara de gol malograda por Luque ya en la segunda parte, el Nástic apretó las clavijas y, tras estrellar dos balones en el poste, rompió el 0-0 con dos zarpazos cuando el partido languidecía.
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