El Valencia se descolgó cuatro puntos del liderato que ocupa el Real Madrid tras reincidir en la mala imagen mostrada en el compromiso europeo contra el Rosenborg, que importó ayer a la Liga para sumar su primera derrota foránea. El Valencia, un conjunto que construye su juego desde el orden defensivo, sufrió excesivamente con el ritmo de un crecido Sevilla en cuyo banquillo debutaba Manolo Jiménez.

Los de Quique Flores, que se mantienen en puesto de Champions, se encontraron con un gol en contra demasiado pronto, apenas a los nueve minutos, pero con todo el partido por delante tampoco demostraron una idea de cómo darle la vuelta al marcador. El Sevilla, de hecho, rondó el segundo y el árbitro anuló un gol a Poulsen por fuera de juego.

Con Villa y Silva fuera del once por lesión, perdidos en el centro del campo y confiando en alguna aparición esporádica de sus bandas, el Valencia deambuló tras el balón mientras el Sevilla, una y otra vez, rompía las líneas visitantes. El paso por el vestuario no ayudó a un cambio de mentalidad y el Valencia reiteró en la misma falta de solidez defensiva que le lastró en los primeros cuarenta y cinco minutos.

Quique peligra en el banquillo

Un portavoz del Valencia anunció en la sala de prensa del Sánchez Pizjuán una reunión urgente del Consejo de Administración para «estudiar la actualidad deportiva del Valencia» y, según podía leerse entre líneas, la continuidad de Quique Flores en el banquillo de un equipo que recibe pasado mañana al Real Madrid. La reunión se celebró de madrugada, en las oficinas del estadio de Mestalla, y a cierre de esta edición no había un comunicado oficial del club.