Las lágrimas de Dani Pedrosa en el podio de Malasia en 2003 delataban su alegría. Tenía 18 años y acaba de proclamarse campeón mundial de 125cc. Nacía la nueva joya del motociclismo español: un joven reservado, casi antisocial y obsesionado con la gasolina.
Sólo una semana después, en Australia, comenzó su particular calvario con las lesiones al fracturarse los dos tobillos. Desde entonces, el piloto de Castellar del Vallés sólo ha terminado sin ningún percance dos temporadas: 2004 y 2007.
Pese a todo, el gran talento de Dani Pedrosa (23 años) le ha permitido ganar dos títulos mundiales más en 250 cc (2004 y 2005). El salto del catalán a MotoGP se produjo en 2006. Logró dos triunfos y acabó quinto, un resultado más que notable.
Duro revés en Sachsenring
Pero el infortunio volvió a cruzarse en su carrera. En Malasia, sufrió un accidente a más de 190 km por hora y se destrozó la rodilla derecha. Las desgracias continuaron en 2008.
Se produjo su golpe más duro; quizá más en el aspecto sicológico que en el físico. Ocurrió en el trazado alemán de Sachsenring, donde sufrió múltiples fracturas en su mano derecha y dijo adiós al Mundial de MotoGP cuando era líder.
El final de 2008 y el inicio de 2009 tampoco han sido esperanzadores: siete meses convaleciente por diferentes caídas. Su último contratiempo, una lesión de cadera, fue en el pasado GP de Italia, donde corrió infiltrado: "Es un dolor insoportable, la pierna se paraliza y se queda medio muerta", dijo Pedrosa, quien empleó un cajón para subir y bajar de la moto.
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