Un día después de convertirse en la segunda mujer de la historia en las catorce montañas más altas del mundo, la alpinista vasca Edurne Pasaban ha asegurado que, "después de tanto tiempo y esfuerzo, cuesta asumir que el sueño realmente se ha cumplido".

"La verdad es que no me hago a la idea", señala Pasaban en su página web, en la que dice que tendrá que dejar pasar "algo de tiempo" para hacerse a la idea de que ha completado los catorce "ochomiles".

Mientras, afirma que simplemente se siente una montañera "feliz", porque ha logrado su objetivo y además ha regresado "sana y salva" de su última cumbre, la del Shisha Pangma (8.027 metros), que holló este lunes, un mes después de coronar la cima del Annapurna, su decimotercer "ochomil".

"Sí que estoy contenta, claro que lo estoy. Pero pienso en los catorce y me viene a la cabeza mucha gente: mi familia, mis amigos, todos los que me han apoyado y seguido y todos los que han trabajado y siguen trabajando en el proyecto. Siento gratitud hacia todos", señala.

Pero la alpinista advierte en su página de internet que la meta no se alcanza hasta poner el pie, de regreso, en el campo base, lo que ha conseguido este martes.

Mérito del equipo

Pasaban ha destacado que la consecución de este reto no es sólo un mérito suyo, sino de todo el equipo, entre ellos, los alpinistas de la expedición de "Al filo de lo imposible" Asier Izargirre, Alex Chicón y Nacho Orviz (cámara de altura de TVE).

"Estoy mirando a mi alrededor y viendo al médico de mi expedición chequeando el estado de salud de los sherpas, a los cámaras de televisión enviando imágenes, y me doy cuenta de que esto es un proyecto de muchos. Yo soy una parte, he subido a las cumbres, pero el equipo es mucho mayor", destaca.

En el campo base del Shisha Pangma hay "fiesta" esta tarde. Mañana, los "yaks" transportarán el material de la expedición y pasado los alpinistas saldrán para Nyalam.

Se espera que lleguen a Katmandú el viernes 21 y que el 25 vuelen ya de vuelta a casa.