Objetivo, el número uno

En su camino por superar a Federer, Nadal debuta hoy en Hamburgo, donde no había jugado los últimos años.
Hamburgo, Rafa Nadal, acto promocional publicitario. (EFE)
Hamburgo, Rafa Nadal, acto promocional publicitario. (EFE)
Hamburgo, Rafa Nadal, acto promocional publicitario. (EFE)
Clasificarse para la Copa Másters de Shanghai, superar el récord de victorias seguidas sobre cualquier superficie que tenía McEnroe (75) y ser el número uno del tenis mundial. De los tres retos por los que se mueve Rafa Nadal este año, ya ha conseguido dos. Le queda uno, superar a Roger Federer y bajarle de la cima.

Son muchos los puntos que aún lo separan del suizo en la clasificación histórica –2415– (en la lista anual, la Carrera de Campeones, Nadal ya va por delante), pero Federer está dando muestras de debilidad y es el momento ideal para que Nadal lo presione. Por ello, el mallorquín jugará desde hoy en Hamburgo, donde no ha participado los últimos tres años, buscando un objetivo: los 500 puntos que sumaría si gana el torneo.

El próximo escollo

Para que todo eso pueda suceder, Rafa Nadal debe conseguir hoy su victoria número 78 en tierra, y así comenzar a sumar puntos en Hamburgo. Se enfrentará al español Óscar Hernández. Si Nadal prosigue esa racha triunfal y Federer continúa mal, el español calcula que podría disputarle el número uno en enero de 2008, durante el Abierto de Australia.

Y Federer, sin entrenador

Quizás por su mala racha en los últimos torneos, Roger Federer decidió a principios de semana separarse del que ha sido su entrenador los últimos dos años, Tony Roche. El número uno mundial había contratado a Roche para mejorar, especialmente, su juego sobre la tierra batida, pero los resultados no han sido los esperados, por culpa, principalmente, de Rafa Nadal. Ahora, Federer irá por libre y participará sin entrenador tanto en Roland Garros como en Wimbledon. Por el momento, sobre hierba no tiene rival.

Hombre anuncio

El día antes de su estreno en el Torneo de Hamburgo, Rafa Nadal participó en un acto promocional publicitario. Para ello, se enfundó el chándal, se puso la gorra y jugó varios puntos en plena calle. Por fortuna, ninguno de los aficionados que asoman a su espalda resultó golpeado.

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