El rey Neptuno se cobra los pecados

Los mitos, leyendas y ritos de iniciación inherentes a las travesías en alta mar.
Un compañero, cortando el pelo a Echávarri como es tradición.
Un compañero, cortando el pelo a Echávarri como es tradición.
efe
Un compañero, cortando el pelo a Echávarri como es tradición.
Las tradiciones en el mar son para cumplirlas, por lo menos en la Vuelta al Mundo de Vela. Y si no que se lo cuenten a Fernando Echávarri, tripulante del único barco español, el Movistar. Nada más cruzar el ecuador, el rey Neptuno castigó al pontevedrés por sus pecados: perder un cargador de Pepe Ribes y haber ganado el premio al mejor regatista del mundo junto con Antón Paz. Fueron 15 minutos de tortura pirata en los que le ataron a la popa del barco, le echaron un cubo de restos de comida por encima y le cortaron el pelo para después adherírselo con pegamento de velas.

No obstante, más grandes son otros peligros camino de Baltimore, ciudad estadounidense donde concluye esta etapa y en la que se encontrarán con un campo de minas formado por redes y jaulas de marisqueo. Antes de atracar, a los veleros les esperan los temidos Doldrums –pozos sin viento que pueden dejar a los barcos parados– y, sobre todo, el literario triángulo de las Bermudas, en el Caribe.

Aros y sombreros

Entre los rituales que ya han dejado atrás los marineros, ellos mismos nombran el del cabo de Hornos (4.ª etapa). Según la leyenda, todo aquel que lo cruce tiene derecho a ponerse un aro en la oreja, a no descubrirse delante del rey y a mear contra el viento.

Conscientes de estos mitos, el ABN Amro 1 navega primero, con 38 millas de ventaja sobre el Movistar.

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