Por fin la lluvia ha permitido que el Abierto de Estados Unidos continúe. Ayer, de nuevo, el agua pospuso el inicio de la segunda jornada, y con ello el debut de Nadal, que se enfrenta ya en primera ronda al australiano Philippoussis.

El español ganó en tres sets por 6-4, 6-4 y 6-4.

El mallorquín es consciente de que esta vez su participación en el Abierto tiene una proyección mucho mayor que la de la pasada temporada, cuando quedó eliminado en la primera semana de la competición.

Esta vez llega en mejores condiciones físicas y mentales, y con la intención de dar lo mejor de su tenis.

"Soy consciente que hasta ahora no he jugado bien en el Abierto, pero mi deseo es el de hacerlo muy bien y para mí este año cambiar esta realidad es uno de mis grandes objetivos", comentó el manacorí, quien afimó que "lo voy a intentar con todas mis fuerzas".

Un día de frustración y aburrimiento

Ninguno de los 50 partidos programados se pudieron disputar en el Centro Nacional de Tenis Billy Jean King. Aunque dieron comienzo ocho encuentros, el tiempo sólo concedió una hora de tenis y ninguno de los duelos pudieron concluir.

"Tienes que estar preparado para este tipo de situaciones y aunque no son las mejores debes aceptarlas con la mejor filosofía posible", declaró Nadal.

Aunque los organizadores trataron por todos los medios con las máquinas especiales secar las pistas principales, al final no lo consiguieron y poco a poco tuvieron que ir anunciando la cancelación de las dos sesiones de la mañana y tarde.

Uno de los que comenzaron a jugar fue Lleyton Hewitt ante Albert Montañés. El australiano se resbaló y a punto estuvo de caerse, algo que le pudo haber acarreado una lesión.

La lluvia fue constante y las pistas de cemento estadounidenses son como auténticas pistas de patinaje sin control.