Que el Barça es un quebradero de cabeza para Mourinho es incuestionable. Los números están a favor de Guardiola en su duelo personal con el luso. Diez clásicos y solo una victoria para los blancos.

Quizás sea por eso que, cada vez que se acerca un Madrid-Barça, Mourinho se encarame a la primera línea de fuego. ¿Forma de ser?, ¿protección a sus futbolistas? Hasta ahora no se sabe el motivo, pero la realidad es que todos los clásicos sacan al Mourinho más polémico. Ya no solo con el rival. En esta ocación también ha desencadenado una tormenta dentro del Real Madrid.

Las tranquilas aguas bajaban por Chamartín hasta que el Barça se plantó en el Bernabéu el pasado día 18 en la ida de los cuartos de final de la Copa.

Mourinho, en un movimiento de fichas insólito, puso sobre el tapete del Bernabéu a los Carvalho, Coentrao y compañía, para dejar sin oportunidad a los llamados 'jugones'. Algo que no entendío la afición del Real Madrid.

Tras el malísimo partido blanco, con derrota incluida ante el Barça, a Mourinho no se le ocurrió nada mejor que defender a ultranza a los jugadores por los que había apostado, los portugueses. No vio sus fallos pero sí dejó caer varias 'perlas' contra algún que otro pupilo español.

Además, en la rueda de prensa posterior al choque, el luso justificó la acción del pisotón de Pepe a Messi apoyándose en una acción de Busquets de la temporada pasada.

Todo eso le pasó factura en el partido de Liga siguiente. A pesar de la goleada blanca al Athletic, Mourinho sufrió su primer desencuentro con la afición blanca, que le pitó por vez primera desde que entrena al Real Madrid. 'Mou' optó por defenderse y señaló que esperaba que algún día pudiera responder con fútbol y "sean ellos (afición) los que se queden tristes".

Además, tuvo que gestionar una crisis inesperada, la de los llamados clanes en el vestuario y su discusión con Ramos y Casillas. En una de las ruedas de prensa más tensas que se le recuerdan, la de la previa a la vuelta de los cuartos de Copa, el luso aseguró entre monosílabos que él "no provoca clanes". Y no quiso zanjar los rumores de su posible marcha en junio.

En el partido de vuelta tuvo que dar marcha atrás, para darse cuenta de que los mejores jugadores son los que mejor plantan cara a este Barça. Pero, para entonces, Mourinho ya estaba lanzado y ni siquiera el mejor partido del Real Madrid ante el Barça logró su calma. Todo lo contrario. Se apoyó en la (pésima) actuación del arbitro para justificar su eliminación copera. "En el vestuario he escuchado que es imposible ganar aquí", aseguró.

Pero la cosa no quedó ahí. En el aparcamiento del Camp Nou, apoyado en su coche, le dijo al árbitro: "¡Cómo te gusta joder a los profesionales!. Ahora te vas a fumar un puro y te reirás, sinvergüenza". Y sobre el Barça, apuntó: "Ya se decía hace tiempo: si el Barça juega mejor que el adversario, gana. Si el adversario juega mejor que el Barça, el árbitro le hace ganar".

El portugués volverá a calmarse y quizás nunca sea noticia. O quizás sí. Es cuestión de que llegue otro clásico.