Chencho 'Tobillo loco', el otro yo de Marco Asensio

Marco Asensio.
Marco Asensio.
Luis Grañena
Marco Asensio.

Marco Asensio personifica la nueva generación de jugadores españoles. Perla del Real Madrid, está llamado a ser uno de los futbolistas clave en la 'nueva España' de Julen Lopetegui. Sencillo y noble, no se ha dejado seducir por la fama mundial repentina a sus 22 años y poco le separa en la actualidad del chaval que, con su amigo 'Poblete', hacía trastadas en su instituto en Mallorca.

'No Marco, No Poblete, no party' dice el graffiti que ambos amigos pintaron en una columna del centro escolar. "Ahí sigue", decía Asensio en una reciente entrevista. Ese espíritu rebelde le imprime carácter sobre el campo, algo que le ha llevado a adquirir galones de peso pesado desde la sombra, con paciencia, sin protestar por haber jugado más o menos con Zinedine Zidane. Esperando su momento.

Ahora, Lopetegui confía en él plenamente para que sus travesuras se conviertan sobre el terreno de juego en regates imposibles y tiros lejanos que vuelan como aviones.

"Un poquito vergonzoso sí que soy", declaraba en una entrevista en Cope el pasado verano. Un chaval, como cualquiera, que se ha visto convertido en estrella a golpe de buen hacer de la noche a la mañana. En Madrid vive con su padre y su hermano, que le protegen de la vorágine de la fama. Con ellos pasa las horas en casa, donde nunca perdona su siesta de dos horas.

Un loco del fútbol

No sigue la actualidad deportiva mediante la prensa, pero sí está al tanto de todo lo que ocurre en el mundo del fútbol. Igual que en el instituto sacaba sobresalientes por ser un estudiante aplicado, traslada esa meticuloso orden a su profesión: como los fines de semana, tras su partido, suele quedarse en casa, se ve, uno detrás de otro, los partidos de la jornada. Su trabajo, su pasión.

Cuando llegó al Real Madrid, Sergio Ramos le apodó "Chencho", y con "Chencho" se quedó. Lo de 'Tobillo loco' le viene por su habilidad en los rondos en los entrenamientos. Una joven estrella que no se mete en charcos, al que le gusta estar en su casa viendo "fútbol y series", que no sale por las noches pero se relaja escuchando reggaeton.

Conserva la esencia del buen chico que jugaba en Mallorca, sacaba buenas notas en el colegio y soñaba con, algún día, jugar un Mundial.

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