No anduvo muy tranquila la concentración de la selección olímpica de fútbol, entre lesiones, varicelas o dudas sobre la llegada o no de algún jugador. El técnico Luis Milla siempre mantuvo la calma y tira de diplomacia para abordar todos los frentes. El reto olímpico es evidente, o al menos lo parece: una medalla, y si es dorada mejor. Esto lo dice el periodista, porque Milla es todo cautela. Este jueves arranca su competición ante Japón.

¿Esperaba una concentración mas tranquila?

Siempre quieres ser positivo y que todo va a ir bien, pero esto iba dentro de las posibilidades. Me sabe mal por los chicos, Thiago y Mikel, pero son cosas que pasan.

¿Le ha roto mucho los esquemas?

No, porque los que han venido también tienen muchísima calidad y nivel.

¿Es fácil llegar a una situación, en el caso de Jordi Alba, que dejara contentos a todos, porque el chico quería jugar, pero el Barcelona paga y no quería que en marzo estuviera fundido?

Yo en eso no voy a entrar. El chico quería estar con nosotros, y no voy a decir más.

¿Notan la presión de ser favoritos?

Es normal que a España le consideren favorito, pero nosotros empezaríamos mal si nos consideráramos favoritos.

¿Qué prueba le gustaría ver en los Juegos si tuviera oportunidad?

El tenis me gusta mucho y el atletismo.

¿Qué supone para los pequeños cada título de los grandes?

Alegría, un reto y una responsabilidad. Es un acicate para los jóvenes, que ven que hay una línea de continuidad en el trabajo.

¿Habla mucho con Vicente del Bosque para que los equipos jueguen parecido?

Sí, con Vicente hablamos mucho y él está muy pendiente de todos los chicos. Cada técnico tiene sus aportaciones propias pero sí intentamos mantener la misma línea. Todos los entrenadores hemos asumido esa filosofía

¿Qué le sorprende más de Del Bosque?

Es un ejemplo para nosotros. Transmite confianza y seguridad. En situaciones difíciles y de presión, sabe manejarse.

¿Entrenar a la absoluta es un sueño futuro?

Ni siquiera me lo planteo todavía, porque bastante tengo aquí con un reto tan fantástico como los Juegos Olímpicos.

¿Le gustaría cambiar y volver al ajetreo diario de un club?

Hombre, yo aquí estoy bien ahora, pero a un entrenador siempre le apetece estar día a día con los jugadores.

¿Cuesta controlar el ego de jugadores jóvenes con mucho dinero, fama...?

No cuesta, porque vienen con una muy buena educación de sus clubes. Todos son muy buenos chicos y se portan muy bien.

¿El entrenador puede ser amigo de los jugadores?

Creo que hay que tener una distancia, un equilibrio. Me gusta tener una relación de cercanía, ser afable pero exigirles cada día.

¿El tiki-taka comenzó con usted?

No creo. Yo tuve la suerte de poder estar en un momento clave en el funcionamiento de un equipo como el Barcelona, con la llegada de Cruyff, cuando se le empezó a dar mucha importancia a la posesión del balón y a un perfil determinado de futbolista.

¿El fútbol ha vivido por encima de sus posibilidades, con tantos equipos ahora en bancarrota y sin pagar a sus jugadores?

Es posible, pero dentro de esa crisis tan horrible que nos afecta, al menos los clubes se han planteado volver a contar con los jóvenes y darles confianza.

Entonces, ¿La crisis ha venido bien a la selección?

No, no he dicho eso. La crisis no le viene bien a nadie, pero es cierto que en esta situación, los equipos miran más a su cantera y se dan cuenta de que dando confianza a los chicos, los resultados también salen.