La selección española de balonmano femenino se ha estrenadoen Londres perdiendo ante Corea del Sur (31-27). Han repasado día a día los errores que no debían cometer, los puntos fuertes del rival a evitar y los aspectos a vigilar, y han fallado en todo.

Por la zona mixta desfila tristeza, todavía sin tiempo para levantar el ánimo. Pero a diferencia de otros deportistas, ellas se paran, hablan y debaten, ganen o pierdan. "Ha sido un desastre enorme, un palo, hemos jugado fatal", resume Macarena Aguilar, que clava error tras error: "Muy lejos y mal en defensa, bloqueadas en ataque, obsesionadas con los balones al pívote, donde nos han quitado 20. Sabíamos que no podíamos fallar en eso porque ellas son muy buenas corriendo a la contra, y nada".

España jugó mal de principio a fin, no solo por una cuestión de orden deportiva. "Puede que nos haya podido la presión porque hemos empezado muy agarrotadas, sin chispa, y si nosotras no tenemos chispa nos pasan por encima", añade Aguilar, que espera regañina en los vestuarios. Su entrenador, Jorge Dueñas, apenas tiene fuerzas para bronca: "Hemos dicho una y otra vez que no hicieran lo que al final han hecho. No estamos en la cabeza de las jugadoras, ¿qué más podemos hacer?".

Se suponía que Corea sería el rival más fácil de un grupo horrososo, lleno de muros infranqueables. "Pues ahora tendremos que ganar a Francia. Esto va a estar muy igualado y tenemos claro que la vida no se acaba aquí, hay que levantarse", termina el seleccionador. Macarena Aguilar es más rotunda: "Hay que ponerse las pilas porque así no vamos a ningún sitio".