El racismo es un debate de estado en Inglaterra. Empezando por los diputados y siguiendo por los deportistas, se rechaza cualquier desprecio a otra raza. Así se ha demostrado en el último año con los casos de Evra y Luis Suárez por un lado; Ferdinand y Terry por otro. Las leyes protegen a los ofendidos, y en estos casos siempre se acaba en juicio.

Pero el mayor juicio es el mediático. Y tanto un caso como el otro han sido seguidos muy atentamente por los tabloides. Especialmente esperada era la reconciliación entre el jugador del Manchester United, Patrice Evra, y el delantero uruguayo del Liverpool Luis Suárez.

El delantero fue sancionado con ocho partidos de suspensión y pidió perdón después de que su rival se negara a darle la mano tras insultos racistas. "Querría pasar página a todo este asunto y concentrarme en el fútbol", decía en febrero, semanas después de que la imagen que diera la vuelta al mundo fuera un saludo frustrado. En esa ocasión, fue el delantero quien se negó, aunque posteriormente pidió disculpas.

Siete meses más tarde ambos jugadores se reencontraron en el marco de  un nuevo clásico del fútbol inglés. Pero esta vez sí hubo encuentro. Gesto serio de Evra, pero ante todo cordialidad.