Laia Sanz afronta su sexto Dakar con la idea de superarse a sí misma, pero con prudencia. La piloto de KH-7 no quiere presiones y se siente con fuerza para luchar por algo importante, siempre siendo realista. El objetivo, acabar entre los 15 mejores y, si mejora su noveno puesto de 2015, mejor que mejor.

¿Qué espera este año?

Espero que vaya bien. En un Dakar pasan muchas cosas y el objetivo es intentar hacer un buen resultado. No quiero ser muy ambiciosa ni presionarme mucho... Hay mucho nivel. Quiero intentar acabar entre los 15 primeros.

¿El objetivo es mejorar el noveno puesto del año pasado?

Es muy complicado. Me marco estar entre los 15 primeros, pero nunca se sabe. El año pasado tampoco me esperaba acabar novena. No quiero precipitarme. Es una carrera muy larga y hay que intentar que no pasen cosas raras.

¿Deja la ambición a un lado porque es realista o por miedo al fracaso?

Por ambas cosas. Este año hay mucho nivel, llega una generación nueva de pilotos que van a poner un ritmo de competición muy alto, sobre todo la primera semana. Algo que no se adapta muy bien a mis características. Una vez avanza el rally ya sí, y es lo que tendré que aprovechar.

¿Quién o qué será su mayor rival?

Yo misma. Al final luchas contra tú mismo y el buen puesto del año pasado, que va a pesar, porque todo el mundo espera mucho.

¿Se ha preparado este rally de manera distinta?

No, ha sido igual. Es verdad que quieres mejorar cosillas, detalles, pero ahora estoy más tranquila y más centrada en los entrenamientos. Tengo una buena moto y estoy en KTM, un gran equipo.

Es una prueba muy peligrosa. ¿Qué les da miedo a los pilotos?

Una caída, hacerte daño. Y también quedarte fuera de la carrera a la primeras de cambio. Te juegas todo el año en 15 días.

¿Se prepara uno psicológicamente para asumir el fracaso?

Es mejor no pensarlo (risas).

¿Alguna vez ha pensado tirar la toalla?

Sí que hay momentos malos. No tirar la toalla del todo pero sí que hay días que te planteas cosas, pero nunca lo he hecho en serio.

Se ha ganado el respeto en el Dakar. ¿Así lo siente usted?

Sí. Cuando empezaba hacía gracia, era la chica que venía del trial, que lo hacía bien y que iba a acabar la prueba; ahora ha cambiado todo, voy a disfrutar, a hacer una buena posición y los pilotos me miran diferente.

Además de competir, ¿se pueden hacer más cosas durante esos días de Dakar?

¡No, qué va! Esa es una de las peores cosas del Dakar, no es como otra prueba, que puedes ducharte, arreglarte, cenar o visitar una ciudad cercana. Aquí todo es a contrarreloj para irte a descansar lo antes posible. Una ducha, un poco de fisio, comer y dormir. Esa es la rutina de los 15 días que dura la carrera.

¿Se plantea el salto a coches?

¡Ya me gustaría! Ya veremos. Ojalá más adelante.

¿Con qué sueña fuera de las motos?

Me gusta mucho el deporte, estar con mis amigos y hacer una vida normal, como una chica normal que soy. En mi tiempo libre me gusta estar tranquila, pasear a mi perra, estar con los míos...