Kobe Bryant se indigna con Phil Jackson y añade otro roce a su tormentosa relación

  • El jugador se enfadó tras ser sustituido en el Lakers-Kings (112-103).
  • Las fricciones comenzaron en 2004 y el técnico las recopiló en un libro.
  • Acusa de egocéntrico a Bryant, y éste arremetió contra sus métodos.
Kobe Bryant y Phil Jackson, en una imagen de archivo.
Kobe Bryant y Phil Jackson, en una imagen de archivo.
Kobe Bryant y Phil Jackson, en una imagen de archivo.

Pese a vencer, sobresalir con 32 puntos y cuajar una fantástica actuación ante los Kings de Sacramento, Kobe Bryant no vivió una velada completamente dulce con los Lakers.

El compañero de equipo de Pau Gasol no se cortó y dedicó unos visibles y airados gestos de desaprobación a su técnico, Phil Jackson, tras ser sustituido en el tercer cuarto del partido.

La historia entre ambos, salpicada de encuentros y desencuentros, ayuda a entender esta susceptibilidad del jugador hacia su entrenador.

Así, tras el batacazo de los 'Fab Four' (Kobe, Shaquille, Malone y Payton) en 2004 ante los Pistons, el legendario equipo se disolvió y sólo permaneció Bryant al frente de la nave angelina.

Entonces, Jackson, harto de la presunta egomanía del jugador, también hizo las maletas y escribio un libro llamado La Última Temporada, donde dio varios y jugosos detalles sobre su deteriorada relación con Bryant.

Guerra psicológica

"Hubo varias ocasiones este año en que sentí que había una guerra psicológica entre nosotros", desveló, además de subrayar su profundo egocentrismo y arrogancia. Además, el técnico confiesa que estas fricciones le agobiaron tanto que tuvo que recurrir incluso a un terapeuta.

Una de las manías de Jackson era recomendar la lectura de ciertos libros a su plantilla. Bryant no le hacía caso, e incluso cargó contra  La Última Temporada: "Prefiero leerme El Señor De Los Anillos en un día", llegó a aseverar. 

La vuelta de Jackson al club californiano, y algunas declaraciones de éste donde alababa la madurez de Kobe, pareció limar asperezas entre ambos, pero el roce de ayer muestra que esa dinámica de amor-odio les sigue, aparentemente, acompañando.

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