Elisa (39 años), Alexandra (28) y Vanesa (28), representantes del conjunto madrileño y segundas en la categoría femenina, explican que esta actividad no tiene edad. «Hay maestros japoneses de 85 años que son capaces de pegarte una gran paliza», aseguraron. Sin embargo, las tres defienden que el kendo «no es violento ni hace daño, si se practica bien. Lo ideal es que sea bonito», añadieron.
En el parqué también se encontraba David Castro, mallorquín de 32 años y campeón de Europa por equipos en 2005. Castro relata que comenzó con el karate y se pasó al kendo por su madre, «a quien le daba vergüenza comenzar sola».
Intensidad, la justa
Debajo del impactante traje (bogu) que pesa entre cinco y siete kilogramos, los kendokas han de golpear con el shinai –palo de bambú– en el momento y lugar adecuados, así como con la intensidad espiritual justa.
Todo ello será valorado de forma consensuada por los tres jueces que arbitran cada combate, o shiai, que dura entre tres y cuatro minutos. «Cuando luchas, hay pique, pero sano», bromeaban los participantes.
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