El fútbol y la teoría de la conspiración

Desperfectos en Balaídos por el temporal.
Desperfectos en Balaídos por el temporal.
EFE
Desperfectos en Balaídos por el temporal.

La Liga está adulterada. ¿Por qué? Por el motivo que ustedes prefieran: porque vamos perdiendo o porque podríamos perder. Por el temporal, por la uralita, por el calendario o por los árbitros. Cada cual puede servirse. La conspiración es un traje a medida. El fútbol responde a la polarización que se respira en el ambiente y que hace las redes sociales irrespirables. Al igual que en la política, se trata de un juego de contrarios en el que nadie se deja convencer; en los debates ya no se intercambian argumentos, solo pedradas. Quienes defienden posiciones intermedias están amenazados por la extinción en la misma medida que el lince ibérico.

Discutimos por cualquier cosa. Rebatimos los informes técnicos de un Ayuntamiento con la seguridad de un experto en reparación de tejados. Hablamos sobre el fascismo ucranio como si tuviéramos un doctorado en política eslava. Hasta sospechamos de las motivaciones secretas de la borrasca. Suspiramos por la tecnología, pero si se instalase el Ojo de Halcón en el fútbol haríamos una cuestación para ponerle gafas. Dudo que tengamos remedio.

No exagero. El Tea Party del madridismo sigue denunciando que el aplazamiento del Celta-Real Madrid adultera la Liga. Lamento no tener suficiente imaginación para comprender los motivos. Tampoco veo cómo puede perjudicar al Real Madrid aplazar un encuentro al que llegaba con bajas relevantes. Si el partido pendiente se jugara en mayo, el equipo lo afrontaría con pleno conocimiento de sus necesidades.

La única ventaja con la que contaba el Real Madrid es que el Celta pensaba alinear a una mayoría de suplentes en previsión de la Copa. Entiendo, sin embargo, que tal cosa supone una contrariedad y no una adulteración. ¿O importa más eso que el riesgo para los espectadores? También se puede comprender la frustración del aficionado que planeaba disfrutar de un buen partido para amenizar la deprimente noche del domingo, pero, incluso en ese caso, lo ocurrido es un inconveniente, no una adulteración.

El Alavés es, en principio, quien queda peor parado de lo que nadie es culpable. Al notarlo, inmediatamente reclamó el aplazamiento de su partido de Copa contra el Celta, el próximo miércoles. Su objetivo era no quedarse atrás. Ya conocerán la frase, pronunciada en la película Rounders: "Si a los cinco minutos de iniciarse una partida de póker no sabes quién es el primo, el primo eres tú". Por cierto, el Alavés salió a El Molinón con sólo dos teóricos titulares: Pacheco y Feddal. Y ganó por 2-4, con dos penaltis que todavía escuecen en Gijón. Los caminos del fútbol son inescrutables.

Nadie se resiste a la tentación de abrigarse los pies con una buena conspiración. En la víspera de jugar contra el Athletic, Luis Enrique cambió de discurso y aseguró que existen campañas en los medios de comunicación para desacreditar a sus jugadores e influir en las decisiones arbitrales. Durante el encuentro se quitó la manta y silbó: Piqué debió ser expulsado por doble amarilla al finalizar la primera parte. Aunque fue un error considerable, aquello tampoco se debe calificar como una adulteración: si el Barça pudo golear sin juego, es probable que hubiera podido hacerlo con diez. El partido, además, estaba abierto a todo tipo de prodigios: gol de Alcácer, estrellato de Aleix Vidal y sustitución de Messi (64').

El Atlético fue otro que jugó con un ojo puesto en la Copa, aunque Fernando Torres puso los dos. El Niño anotó un doblete contra el Leganés y se presentó voluntario para la misión imposible. Ya saben: remontar en el Camp Nou el 1-2 de hace seis días. Si esto fuera una película de Hollywood, Fernando Torres saldría mañana al rescate de su equipo; si fuera una superproducción, la proeza se retrasaría hasta la final, quizá de Copa y preferiblemente de Champions.

En Vallecas se recibió al Almería con pancartas en favor de la libertad, la igualdad, la solidaridad y en contra del fascismo ucranio ("Zozulya not welcome"). El futbolista debe comunicar este lunes si se queda en el Betis (sin ficha) o se va al Rayo, lo que confirmaría su carácter beligerante. Después de varios días debatiendo sobre el asunto, se nos difuminan los héroes y los malvados. El rechazo a Zozulya (que futbolísticamente no es Shevchenko) se mezcla con la animadversión al presidente Martín Presa; al mismo tiempo, las muy turbias vinculaciones políticas del jugador se enredan con la compleja situación de un país en guerra. Como tantas veces, aquí no hay ni blancos ni negros, sino una amplia paleta de colores grises que nos deja en la delicada posición del lince ibérico. A punto de la extinción y, lo que es peor, con la Liga adulterada.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento