Ante Chile, Casillas y diez más

Iker Casillas en el partido ante Holanda.
Iker Casillas en el partido ante Holanda.
EFE
Iker Casillas en el partido ante Holanda.
Con la firma de Joaquín Caparrós

Tras una derrota como esta y en caliente, lo normal es buscar culpables o esperar una revolución de cara al siguiente partido. Sin embargo, creo que tenemos que ser fieles a un estilo que nos ha llevado a conseguir las mayores cotas en la historia de nuestro fútbol y que está encarnado en la mayoría de los que hoy han defendido nuestra camiseta.

Que ha sido un duro varapalo y que por momentos hemos visto a una España desdibujada y casi irreconocible, es una obviedad, sin embargo, creo que en el primer tiempo hemos estado a un buen nivel, teniendo en cuenta que se trata del partido inicial en la competición.

Desde mi punto de vista, el momento clave ha sido el segundo gol de Holanda. Un fallo defensivo global, unido al recuerdo de una gran oportunidad perdida (la de Silva en el 42) y del posterior empate de Van Persie en las postrimerías de la primera parte, nos ha dejado k.o.

Hay que valorar el buen planteamiento de Van Gaal y no restarle ni un ápice al mucho mérito que ha tenido el partido de la selección holandesa. Mucha presión en diversos periodos, una línea de 5 (criticada antes del mundial) que ha dado mucha estabilidad al equipo y sobre todo mucha movilidad. Esa movilidad que a nosotros nos ha faltado y que unida a los fallos a la hora de ejecutar los pases y la falta de velocidad en el juego nos ha convertido en un equipo falto de profundidad y frágil por momentos.

Ahora toca no agachar la cabeza ni lamentarse. Recordemos la derrota ante Suiza en el primer partido del mundial de Sudáfrica. Hay que confiar en los actuales campeones del mundo, nuestra selección y nuestro seleccionador. Me quedo con el detalle de Vicente Del Bosque antes del pitido final, preparando a los jugadores para el siguiente encuentro. Uno por uno, ha ido tocando la espalda y/o la cabeza de los componentes del banquillo, dándoles ese ánimo perdido en Salvador de Bahía.

En competiciones cortas como un mundial, un líder con dotes de motivador es esencial. Y nosotros lo tenemos en Vicente. Es complicado, sí, pero yo sigo confiando en La Roja.

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