El Dakar es una de las pruebas de motor más duras del mundo. El mítico raid obliga a los competidores a llevar al límite la resistencia física propia y mecánica de sus motos, coches, quads o camiones, en función de la categoría que disputen. Por eso, la preparación previa es fundamental para poder competir en condiciones perfectas. La dificultad se multiplica en casos como el de Isidre Esteve, parapléjico desde su accidente cuando competía en moto en 2007.

Para el piloto catalán, el trabajo físico es básico. Junto a Lidia Guerrero, la preparadora del equipo Repsol Rally Team, Esteve se centra en potenciar el tren superior, toda vez que no tiene sensibilidad desde el pecho hacia abajo. Él mismo confiesa que es este aspecto lo que hace más complejo la labor de los meses antes.

"A causa de mi lesión medular con afectación D3 D4, no tengo control muscular por debajo del pecho. Por ello, debemos trabajar con la parte superior, con cuidado para no sobrecargar ninguna zona porque cualquier paso hacia atrás puede impedir que llegue lo suficientemente preparado a la carrera. Antes del Dakar debemos tener mucho cuidado en la intensidad y en la carga de trabajo que realizamos", confiesa Esteve.

El entrenamiento específico también pone énfasis en el trabajo cardiovascular, dado que el Dakar es una prueba muy larga (esta edición algo menos, ya que se acorta tres etapas), pero obliga a estar a los pilotos entre 10 y 12 horas en el coche, siempre que no tengan una avería seria que les obligue a estar más tiempo en ruta.

Esteve ha dedicado las últimas semanas a potenciar especialmente el tren superior, fundamentalmente las partes altas. "Trabajamos más son las que él tiene inervadas, es decir, de pecho para arriba: sobre todo pectorales, zona dorsal y hombros. Estas son partes muy débiles y susceptibles de padecer lesiones de todas las personas que van en sillas de ruedas, porque tienen tendencia a sobrecargarse y debemos trabajar mucho la compensación para corregir la posición. Buscamos que Isidre esté muscularmente lo más equilibrado posible y que llegue con buena forma física pero no agotado para poder darlo todo durante los 10 días de carrera", afirma Lidia Guerrero.

Uno de los elementos que más ayuda a Esteve durante la carrera es un asiento especial, que ya lleva usando años y que él mismo puso a la venta para el público. Desde 2016, el piloto catalán utiliza un cojín inteligente con ocho zonas diferenciadas que reparten la presión que el cuerpo ejerce sobre el asiento, con lo que se evitan rozaduras y las temidas lesiones cutáneas que pueden generar a su vez infecciones y complicaciones más serias.

Cada zona del cojín está controlada por varios sensores de presión conectados a un software que va modificando el aire que tiene cada uno. Así, el movimiento continuo que ejerce sobre el cuerpo va favoreciendo la irrigación sanguínea de la zona de manera automática, y sin que Esteve tenga que preocuparse.