González hizo correr a Nadal de punta a punta de la pista, peleó cada bola y desgastó al mallorquín, que jugó sin chispa, lento y falló más de lo habitual con su derecha. El chileno machacó al español con su saque (10 aces –puntos directos–) y con su derecha (41 golpes ganadores).
Al inicio del tercer set, Nadal pidió la presencia del fisioterapeuta, que le aplicó en el vestuario una crema caliente. Sin embargo, el chileno no bajó la guardia y Nadal cayó en tres mangas, algo que no ocurría desde 2004, cuando Andy Roddick le eliminó en la segunda ronda del Abierto de EE UU.
El mallorquín salvó un punto de partido, pero entregó el pase a las semifinales con un fallo de derecha. Era más el dolor que padecía que sus ganas de remontar.
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