Curiosamente, los bilbaínos, que ponían toda la carne en el asador en cada balón aéreo, sólo inquietaron a Cañizares en la primera parte con un par de disparos desde larga distancia.
En la reanudación, una caída de Regueiro en el borde del área local dio paso a nuevas oportunidades locales, que se fueron yendo, poco a poco, al limbo. Sin embargo, Villa sí encontró el premio a su pelea de toda la tarde.
El 0-3 final, como reconocieron ambos entrenadores al concluir el choque, fue demasiado castigo para un Athletic que perdonó y lo acabó pagando muy caro.
Preciado, dimite
El técnico del Racing, Manolo Preciado, presentó ayer su «dimisión irrevocable» porque ve un ambiente raro en el estadio.
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