Tras ganar su decimosexto anillo en la NBA, a los Lakers les asaltan las dudas: el futuro de su pívot Andrew Bynum (un prometedor joven con las rodillas de un veterano), cómo fortalecer un banquillo poco digno de un campeón... pero sobre todo, encontrar al sustituto de su base titular, Derek Fisher.

Fisher, que este verano cumplirá 36 años, ha vivido largas y similares travesías en las dos, y exitosas, últimas temporadas de los angelinos. Mientras en temporada regular sólo recibía 'palos', en los playoffs ha acumulado actuaciones clave para alcanzar el anillo.

“Es muy lento, ya no puede parar a los bases contrarios”, “El punto débil de los Lakers es su puesto de base, Fisher está ya muy viejo”... han sido habituales compañeras del número 2 de L.A. hasta el comienzo de la postemporada. A la vez, y conscientes de la veteranía de Fisher, en Los Ángeles se daba minutos a sus sustitutos: Jordan Farmar y, cada vez más, Shannon Brown. Ninguno ha dado la talla. No se han ganado la confianza de un técnico como Phil Jackson, poco amigo de los jugadores jóvenes, pero tampoco de la afición de la 'fiebre amarilla' que, dicho sea de paso, tampoco soportaban a Fisher durante los primeros 82 partidos de la temporada.

Cuando ésta llegaba a su fin y los Lakers se jugaban todo en las eliminatorias por el título, muchos pensaban que ahí estarían Kobe Bryant, Pau Gasol, Lamar Odom... Pero nadie se imaginaba que las canastas clave para cimentar los dos últimos anillos vendrían de las manos de Fisher. Canastas que han servido para callar bocas y para poner más difícil el puesto a sus sustitutos, que, por otra parte, apenas han demostrado nada en los minutos de la verdad.

'Fish' ha conseguido en estos playoffs más puntos de media (10,3) que Farmar (4,6) y Brown (4,9) juntos. También más asistencias que sus suplentes juntos, robos, rebotes...

Aquel triple ante Orlando Magic

Sin duda, para el recuerdo quedará el triple que Fisher consiguió en el cuarto partido de la final ante los Magic de Orlando y que supuso una prórroga que acabaría con victoria de los Lakers, para poner la serie en un definitivo 3-1, que casi ponía el título en las vitrinas angelinas.

Aquella canasta fue más importante para el bueno de Derek, que siempre ha huido del debate sobre su retirada, que para su propio equipo. Aquello cambió todo. Aquello le 'dejó' seguir jugando para el equipo de su corazón.

Muchos piensan que, si los Lakers no hubiesen ganado la final ante Orlando, o Fisher hubiese pasado por ésta sin hacer ruido, el balón en el Staples lo hubiese subido otro esta temporada.

Los Celtics, su penúltima víctima

Los Lakers venían de perder el segundo partido ante los Boston Celtics en Los Ángeles. Habían perdido el factor cancha y se veían obligados a ganar, como poco, un partido en el difícil fortín Celtic, el mismo donde dos años antes les habían humillado.

Fisher, con un último cuarto más propio de Kobe Bryant, llevó a los Lakers a la victoria. Su canasta de 'costa a costa' tras capturar un rebote y sacando un 'dos más uno' frente a los pívots de Boston sentenció ese tercer partido gracias al cual, los Lakers pudieron volver al Staples y ganar, no sin sudarlo, un título más.

También es digno de remarcar el minuto seis del último cuarto del séptimo partido. Fisher anotó un triple que empató el partido. Desde ese triple los Lakers no volvieron a ver por delante a los Celtics en el marcador.

El 'hombre milagro' (segunda parte)

Curiosamente, los últimos cinco títulos de los Lakers cuentan con dos 'hombres milagro'. Robert Horry fue el veterano encargado de los tiros imposibles en la 'era Shaq' (los títulos de 2000, 2001 y 2002). Con Horry ya retirado, el encargado de esas canastas ha sido Fisher a quien, ahora, los aficionados de los Lakers no quieren ver fuera del quinteto inicial de su equipo.

Lo que es seguro es que, si sigue un año más, los que hoy le adoran volverán a pedir su cabeza a mediados de diciembre. “Es el corazón del equipo”, sentenció Kobe al final del tercer partido de la final. Quizá tenía razón sabedor de que el día que Fisher no esté (tras retirarse quiere dedicarse a la política) los Lakers sufrirán la pérdida de algo más que un base.