Santini ha sido condenado a nueve meses por revelación de secreto industrial, mientras que Iacconi lo ha sido a un año y cuatro meses por esconder un disco compacto con datos, archivos y diseños que le había sido entregado por su compañero, según recogen medios locales.

Para ambos la pena queda suspendida, en tanto que sus respectivos abogados, que siempre han mantenido que no existió revelación de secretos industriales, han anunciado la presentación de los pertinentes recursos ante el Tribunal de Apelación.

El caso se remonta a 2003, cuando la firma Ferrari presentó una denuncia en la que se remarcaba que en el Fórmula Uno de la escudería Toyota había muchas semejanzas con el monoplaza del Cavallino Rampante.

Las sospechas recayeron de forma inmediata en Santini e Iacconi, que habían ido a trabajar a Toyota tras dejar Ferrari. También se implicó a un tercer técnico que ha quedado absuelto de presuntas culpas.