Otro hecho lamentable. Y otra vez desde el mundo del fútbol base.
Esta vez, el pasado domingo en Almería. El partido de la Liga Nacional Juvenil, en las instalaciones del Club Natación Almería, entre el equipo local y el CD Tiro Pichón de Málaga estalló en el minuto 89, cuando el equipo visitante ganaba 0-1 y el árbitro pitó un penalti a favor del club almeriense.
Entonces, y según señala en el acta del partido el colegiado, "un grupo de 20 aficionados, que portaban camisetas del Tiro Pichón, entró al terreno de juego lanzando botellines de agua y golpeando a jugadores y cuerpo técnico del equipo del Club Natación Almería. Incluso uno de esos aficionados me golpeó en la espalda con ambas manos. Tanto los aficionados que se encontraban en el terreno de juego, como fuera de él, nos amenazaron de muerte al equipo arbitral y al lanzador del penalti del equipo local si anotaba el gol".
Fue entonces cuando el chaval que se disponía a lanzar el penalti, Alberto, apoyado por sus compañeros y sus entrenadores, decidió fallarlo lo que pudo suponer el empate a uno y dar al traste con los objetivos del equipo malagueño, cuyos aficionados y jugadores se comportaban cada vez de forma más violenta.
Al final, y con esa acción, el chaval de Almería evitó males mayores y, seguramente la batalla campal que se avecinaba, en lo que vuelve a ser un triste episodio en el fútbol base de España.
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