Derrota por no definir

El conjunto de Joaquín Caparrós desaprovecha numerosas ocasiones y marca demasiado tarde, en el 85.
Tamudo y Munitis, en pugna por un balón aéreo.
Tamudo y Munitis, en pugna por un balón aéreo.
Miguel Vidal/Reuters
Tamudo y Munitis, en pugna por un balón aéreo.
El Depor contaba los últimos siete partidos contra el Espanyol en casa por victorias. Ayer tuvo todas las ocasiones a su favor para sumar la octava, pero el conjunto blanquiazul no encontró la manera de materializarlas en gol hasta que  fue demasiado tarde. Los delanteros no pusieron anoche acierto en la punta de sus botas y se notó.

Además, apareció la enorme figura de Gorka, portero del Espanyol, debutante en Liga debido a la lesión de Kameni que ni siquiera viajó a Riazor. Romero, Valerón y Capdevila encadenaron hasta tres ocasiones consecutivas a mitad del primer tiempo, desbaratadas todas por acertadas intervenciones de Gorka.

Ni contra diez

La segunda parte se puso todavía más a favor de los blanquiazules cuando el árbitro expulsó por doble amonestación al jugador del Espanyol Moisés.

Ni aun así fue capaz el Depor de adelantarse en el marcador, aunque mantuvo en todo momento un dominio infructuoso. De chilena lo intentó Munitis, pero su disparo se perdió lamiendo el poste de Gorka.

Parecía que en cualquier momento los coruñeses iban a abrir el cerrojo, pero lo que sucedió fue lo contrario: Fredson aprovechó un tremendo despiste en un córner y remató solo en el segundo palo.

Poco después, Armando Sá culminó un contragolpe perfectamente dirigido por Tamudo, y el gol de Tristán, en el minuto 85, no hizo más que alargar la agonía de una noche sin acierto.

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