Dentellada letal

Los leones empatan en el descuento uno de los derbis más frenéticos de los últimos años.
Ismael Urzáiz conduce el balón ante la defensa realista, ayer en Anoeta.
Ismael Urzáiz conduce el balón ante la defensa realista, ayer en Anoeta.
EFE
Ismael Urzáiz conduce el balón ante la defensa realista, ayer en Anoeta.
Aluvión de goles, alternativas, remontadas, actuaciones estelares, tantos postreros... El derbi vasco, que enfrentaba a dos equipos maltrechos anímicamente, se destapó como uno de los partidos más apasionados de los últimos tiempos en la Liga española.

La Real fue la primera en golpear, con un Nihat en estado de gracia. Un doblete en la primera mitad, en la que el equipo donostiarra avasalló al Athletic y retrató sus carencias, sirvió para que la afición de Anoeta saboreara sus viandas en el descanso con la sensación de que estos tres puntos no volarían.

Pero el equipo de Clemente, para deleite de su hinchada, se ha acostumbrado a vivir al filo y a menudo se siente cómodo en estas circunstancias. No en vano, recién estrenada la segunda  mitad, Aduriz recortó distancias y liberó los fantasmas en Anoeta. Veinte minutos después, en los que la entrada de Urzáiz y Dañobeitia mejoraron sideralmente las prestaciones del equipo rojiblanco, el ex jugador del Valladolid, nuevamente,   enmudeció a la parroquia txuri urdin con su segundo tanto y dejó el partido abierto a cualquier posibilidad, toda vez que la Real tampoco tiraba la toalla y también amenazaba los dominios de Lafuente con relativa frecuencia.

Skuobo, sobresaliente

He aquí cuando Nihat volvió a irrumpir en escena. Y dio otro puñetazo en la mesa. Con mucho estilo. Hilvanó una bonita jugada de la Real para habilitar a Skuobo y éste, remachando así una actuación sobresaliente, certificó el 3-2 provisional. A partir de ahí, las constantes alternativas sumieron al partido en un estado de imprevisibilidad absoluto que podía decantarlo definitivamente del lado realista o, por contra, volverlo a situar en tablas. Y así fue. Cuando el partido languidecía y entraba en su tiempo de descuento, una jugada de raza del Athletic acabó con un baló en el área local que se saldó con un autogol de Gabilondo y con la guinda a un duelo memorable.

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