Perfecto. Ese es el balance de España en las fases de clasificación para las grandes competiciones internacionales desde que Vicente del Bosque se hizo cargo de la selección aquel ya lejano mes de julio de 2008.

Desde entonces, el combinado nacional ha disputado 19 partidos oficiales para lograr clasificarse para el Mundial de Sudáfrica, la Eurocopa de Polonia y Ucrania y, ahora, para buscar el billete para Brasil 2014. En todos ellos, siempre un resultado positivo, una sonrisa al final del partido.

La racha comenzó el 6 de septiembre de 2008 ante Bosnia en Murcia. Un gol de David Villa dio una apurada victoria ante Bosnia en un partido que levantó ciertas dudas pero que aseguraba los primeros puntos para España en su camino hacia el Mundial de Sudáfrica tras el 1-0 (resultado talismán para Del Bosque, por cierto, pero esa es otra historia).

La selección sufrió para vencer en Bélgica (1-2), en Armenia (2-5) y para superar a Turquía tanto en casa (1-0) como fuera (1-2). El resto de partidos se solventaron con comodidad para llegar a Sudáfrica con una hoja de presentación inmaculada en la fase de clasificación. Preludio de lo que pasaría el 11 de julio de 2010 con aquel gol de Iniesta.

La resaca de ser campeones del mundo por primera vez en la historia no afectó a España en su vuelta al trabajo. La visita a Liechtenstein, además, ayudó a ello. Un 0-4 que iniciaba otro camino inmaculado con pleno de victorias en un grupo fácil que también incluía a Lituania, Escocia y la República Checa.

Los escoceses plantaron batalla en su feudo, pero un cabezazo de Llorente sentenció el partido (2-3), mientras que los checos llegaron a ir ganando en Granada hasta que surgió la figura de David Villa (2-1).

El último capítulo se vivió este martes en la visita de España a Georgia. Once hombres colgados del larguero complicaron en exceso la vida al reciente doble campeón de Europa, pero un gol de Soldado mantuvo la impresionante hoja de servicios de Del Bosque. Que siga la racha.

La racha de victorias en fase de clasificación tienen una sola pega, las derrotas en diversos amistosos entre estos partidos. Cuando la tensión competitiva es inferior, los rivales han salido más motivados y han llegado varias y dolorosas derrotas en partidos que pese a no ser oficiales sí que dañan la imagen de la selección.

La primera gran derrota fue ante Argentina a domicilio (4-1). Tras proclamarse campeona del mundo, España llegó excesivamente relajada y se llevó un severo correctiva de una selección liderada por Messi e Higuaín.

Más dolorosa aún fue la derrota en Portugal. Un 4-0 contundente y sonrojante que hasta hizo dudar del combinado de Del Bosque. También se cayó, aunque ya con más dignidad, ante Italia (2-1) y ante Inglaterra (1-0).