En el domicilio de la familia Contador Velasco hay una frase que se ha repetido mucho en estos días, pero que tiene tradición en las conversaciones familiares: Querer es poder.

"Es clave aquí en casa; mi mujer siempre nos lo repite a todos", reconoce Francisco, el padre del campeón.

Querer es poder. Esas mismas palabras, que hoy cobran sentido como premio al esfuerzo y el sacrificio, fueron las que le dijo Alberto a su madre, Paqui, cuando el ciclista de Pinto se recuperaba en un hospital de Asturias.

Había sufrido una grave caída en la primera etapa de la Vuelta a Asturias 2004 y, días después, se le descubrió un cavernoma en una arteria cerebral.

Los médicos llegaron a creer que no podría volver a competir. Pero apenas veinte días después de una compleja operación, de la que Contador guarda una enorme cicatriz como recuerdo, el madrileño ya estaba haciendo rodillo.

En el Tour Down Under de 2005, una prueba por etapas que se disputa a comienzos de temporada en Australia, el ciclista actualmente de Discovery Channel logró imponerse en la etapa reina.

Su gran retorno al profesionalismo después de la enfermedad, un triunfo que Contador valora mucho porque cogió mucha confianza en sí mismo. Se sentía ciclista.

"Eso -el cavernoma- no se olvida nunca, porque te sirve para valorar mucho más todo lo que haces luego, pero la verdad es que ya no me preocupa y ni se me pasa por la cabeza que me pueda volver a ocurrir algo así", decía a comienzos de la temporada 2005.

Pero el de 2004 no fue el único susto. Tras el final de las Lagunas de Neila de la Vuelta a Burgos de 2005, Contador sufrió una caída por culpa de un desfallecimiento que le obligó a visitar el hospital. Al final, nada serio. Pero siempre con atención, sin bajar la guardia.

Y mientras una idea, una meta, una obsesión secreta: "Creo que puedo pensar en ser líder del Tour algún día". Dicho y hecho; sueño cumplido. La medicina en la casa de los Contador funciona. Querer es poder.