La infernal jornada de Sainz en el Dakar: 230 kilómetros por dunas sin dirección asistida

Carlos Sainz, durante el Dakar 2019.
Carlos Sainz, durante el Dakar 2019.
EFE
Carlos Sainz, durante el Dakar 2019.

Carlos Sainz no retendrá el título de campeón del Dakar en este 2019. Los problemas que ha ido sufriendo conforme avanzaban los días en el raid más duro del mundo han puesto a prueba la resistencia y pundonor del español, y en la octava etapa le llegaron a poner al límite.

Lo confesaba él mismo tras llegar a la meta en Pisco. Sainz había empezado el día muy bien, incluso liderando los tiempos en los dos primeros pasos de control. Sin embargo, acabó entrando en meta con más de hora y media de retraso con el ganador del día, lo que suponen más de siete en la general. Tuvo que ser rescatado para poder seguir cuando cayó en una zona de arena muy blanda, el temido 'fesh-fesh'.

El motivo fue un problema en las dunas. Sainz encalló en una de las zonas más peliagudas del día, mediada la etapa, y tratando de sacar el coche se quedó sin dirección asistida. La desesperación del madrileño y de su copiloto, Lucas Cruz, era total e incluso se llegaron a plantear tirar la toalla y abandonar. Sin embargo, tiraron de carácter campeón y decidieron seguir adelante.

Fue toda una prueba de resistencia física para un Sainz que, a sus 56 años, demostró una fuerza en los brazos colosal: completó los más de 230 kilómetros que le quedaban hasta la meta sin dirección asistida, intentando sortear las zonas más complicadas del desierto peruano.

"Es uno de los días más difíciles de mi carrera deportiva. Dan ganas de abandonar", admitía al micrófono de 'Fox Sports'. "No recuerdo en todas mis participaciones en el Dakar una etapa que haya sufrido tanto como en esta", aseguró.

No es la primera vez que le pasa algo similar a Sainz en el Dakar. En la edición de 2006, cuando llevaba un Volskwagen por las arenas de Mauritania, también se quedó sin dirección asistida a falta de 80 kilómetros de la meta de Atar.

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