Beckham, que acaba contrato en el Real Madrid la próxima temporada, espera seguir otros dos años en la entidad madridista antes de decidirse a 'cruzar el charco'.

"Es importante que nos concentremos en ganar algo porque durante tres temporadas no lo hemos logrado y en un club grande como el Real Madrid necesita ganar trofeos", recalcó.

"En cierto modo, creo que jugar en América es posible", aseguró el capitán de la selección inglesa en una entrevista a 'ESPN Soccernet Press Pass'.

El inglés, de 30 años, no dudó en destacar la "pasión" de los americanos y aseguró que le encantaría "ser parte de eso".

"Me queda un año en el Real Madrid, y quizá dos más después, pero las cosas pueden cambiar en el fútbol y la liga americana me interesa", expresó.

"América es uno de los sitios más apasionantes. Cuando me preguntan siempre destaco el hecho de que puedes ir por las calles y ver banderas de las barras y estrellas en las casas de la gente", valoró el inglés, que hace unos meses abrió una escuela en Los Ángeles, uno de los proyectos de su vida después del fútbol.

"Cuando termine de jugar al fútbol esa será mi vida. También soy embajador de UNICEF y eso será igualmente mi vida", resaltó el inglés, fascinado por la filosofía de vida norteamericana.

Cambio de racha

Antes, mirando a la actualidad del Real Madrid, confía en que la mala racha cambie la próxima campaña.

"La tres últimas temporadas han sido frustrantes porque no hemos ganado nada y creo que el mayor tiempo que estuve en el Manchester sin ganar algo fue un año, y después lo ganamos todos", expresó.

Por otra parte, como en el pasado, Beckham no dudó en elogiar el trabajo de Sven Goran Eriksson: "Sven es un gran entrenador. Creo que lo que ha hecho con la selección es magnífico. La unidad que ha traído al equipo y la confianza que da a los jugadores son grandes atributos".

Finalmente, y respecto a su faceta de jugador con fama mundial, lo que en ocasiones le ocasiona algunos problemas asegura que, aunque "a veces es difícil" nunca se ha quejado ni se quejará de su vida.

"Creo que soy un privilegiado. A veces hay inconvenientes, pero no lo cambiaría por nada", destacó.

"Hace unos meses fuimos a un hospital y estuvimos con niños enfermos de cáncer y leucemia durante media hora. Después el médico nos dijo que esos niños llevaban meses sin moverse de sus camas y que lo habían hecho sólo por estar con nosotros. Por eso nunca me quejaría de mi vida", concluyó.

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