«Uno de los momentos críticos fue después de doblar el cabo de Buena Esperanza y poner rumbo al sur. Con los problemas del compás del piloto estuve varios días navegando muy fuerte y en condiciones durísimas sin descansar nada. Al final empecé a tener alucinaciones, confundía la realidad y el sueño, pero me di cuenta a tiempo y enderecé la situación», explicó Basurko.
El marino, después de más de 72 días de navegación en solitario, tras zarpar el pasado 22 de octubre de Getxo, tiene apenas diez días para evaluar y reparar los daños del Pakea antes de iniciar, el día 14, las 14.000 millas de la segunda etapa, entre Fremantle y Norfolk (Estados Unidos).
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