Le puede doler la eliminación y el poco estimulante futuro de jugar la Copa ULEB, pero no se puede echar nada en cara ni reprocharse lo hecho. Ya no podía más.

La enfermería blanca siguió con la frenética actividad de los últimos días. Hernández-Sonseca se resintió de un edema óseo en el pie izquierdo, así que el estadounidense Hamilton, con paperas, fue inscrito en el acta aunque no podía jugar.

Otro piedra al saco del Madrid que, además, también ha perdido a Josh Fisher por la plaga de paperas. Medicado, lo vio desde la banda.

El Madrid entró en la cancha preparado para sufrir de nuevo. Y el Barcelona le aplicó un severo castigo.

Once aciertos en sus once primeros tiros de dos y un ritmo de triples endiablado (21-35 m.12) que los locales también respondieron con buenos porcentajes, pero no con ese grado tan elevado de acierto.

Así que los azulgranas, en órbita alrededor de Navarro, asumieron el control. A los madridistas les avalaba el no haberse descompuesto bajo el chaparrón de puntos y haber cargado al italiano Marconato con tres personales muy pronto.

Maljkovic, sin embargo, recurrió al hombre del tercer partido, al bosnio Nezvad Sinanovic, para aportar consistencia interior a los suyos y parar la catarata de canastas dobles de un rival que sólo fallaba triples.

Sinanovic necesitó más tiempo para entrar en juego que el viernes pasado en el Palau. Felipe Reyes, el estadounidense Alex Scales, el empeño de su compatriota Louis Bullock y la casta sostuvieron al Madrid.

Sin embargo, el Barcelona, por medio de un triple del italiano Ginaluca Basile, estableció la mayor diferencia del partido al descanso (35-49).

Remontada sin éxito

Los blancos aprovecharon el intermedio para coger aire y apretar el ritmo de salida en el tercer cuarto a la busca de un recorte urgente.

A tres minutos para el final del corte, la diferencia había bajado a ocho puntos (53-61) y el Madrid, mucho más sometido al desgaste como consecuencia de la escasez de hombres, no perdía de vista la posibilidad del empate.

Así las cosas, el Madrid logró ponerse a cinco tantos (56-61). Los azulgranas pisaban terreno muy pantanoso, hasta que Basile y el griego Mikhalis Kakiuzis clavaron dos triples (56-67).

El tiempo andaba por debajo de los ocho minutos de juego. El heleno repitió y la semifinal empezó a poner rumbo hacia la Ciudad Condal (58-70).

La mayor profundidad de banquillo y la eficacia de los tiradores enseñaban el camino al Barca, que entró en los últimos cinco minutos con catorce puntos de ventaja (62-76) que mantuvo hasta el final.

El Madrid sucumbió por fin. No es que bajara los brazos, es que ya no le quedaban fuerzas ni para meterse en la ducha.

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