No obstante, el conjunto vasco no hizo lo suficiente en el choque de hoy para sumar más que el punto que le dio el 1-1 final, un resultado que permite al Celta mantenerse en posición de Liga de Campeones hasta que mañana se complete la jornada.

El partido comenzó con el Athletic especialmente decidido a tomar la iniciativa y hacerse rápido con el control del juego para decantar cuanto un choque tan trascendente para él a su favor. El Celta, por su parte, pareció un tanto a verlas venir para comprobar lo que daba de sí su rival.

El primer gol lo marcó Gurpegui en el minuto 24 en una jugada embarullada, con fallos defensivos visitantes y algo de suerte local. Los fallos vigueses fueron primero de Sergio, que ni inquietó a Urzaiz en un salto de cabeza, y después de Lequi, que despejó a los pies de Gurpegui, lo que aprovechó éste para marcar.

Con San Mamés entregado a la causa de ayudar a su equipo a salir del pozo de la clasificación y mala suerte del Celta, al que se le lesionaron Javi Guerrero y Sergio, se llegó al descanso.

El Celta salió fuerte

Tras el regreso de vestuarios, el Celta gozó hasta de tres oportunidades seguidas para empatar entre los minutos 46 y 48. Las tres del canterano Jonathan. Dos en una jugada, en la que primero se le fue una vaselina al larguero y, después, tras el rechace del travesaño, se encontró con Lacruz bajo palos.

La tercera la remató fuera en el segundo palo tras recibir de la izquierda. Otra nueva colada por el centro de Jonathan, que solventaron bien los centrales locales, dejaba claras las intenciones visitantes de ir a por un empate que alcanzaron en el minuto 58.

Lo marcó Ángel, tras centro desde la izquierda de Silva, que se había desecho de Expósito. Tuvo en el 63 una ocasión para volver a ponerse por delante el Athletic, pero Dañobeitia no reaccionó en un balón que le cayó en el segundo palo tras córner.

Tres oportunidades seguidas del Celta, en los minutos 63, 67 y 72, de Antonio Núñez, Canobbio y Jonathan, pusieron un nudo en la garganta de la afición rojiblanca, que empezó a desesperarse.

El final del choque fue convirtiéndose poco a poco en una agonía para el Athletic, cada vez más ansioso y superado por una situación que se le pone cada vez más peligrosa.

Tanto que en la gradas del histórico San Mamés se llegó a ver alguna pelea al final del partido, y sonaron los pitos. Más animoso estuvo el fondo norte, que se quedó durante un buen rato coreando gritos de ánimo al Athletic y a su técnico, José Luis Mendilibar.