Arroyo logra en Segovia otra victoria de etapa en la Vuelta para el Caisse d'Epargne

  • Tercer triunfo, segundo seguido, para el equipo de Eusebio Unzué.
  • Etapa bonita: atacaron Joaquín Rodríguez, Sastre y Mosquera.
  • Sin cambios en la general. Contador llega líder a la cronoescalada.
Las montañas que emergen (porque las montañas no siempre tienen que separar) entre Segovia y Madrid son testigos de multitud de grandes momentos en la historia de la Vuelta. Su trascendencia de cara a la lucha por la general, bien es cierto, suele ser relativa.
Hay espectáculo, inherente a los puertos de montaña; pero no revoluciones. Sin embargo ahí está la Vuelta que Pedro Delgado le arrebató a un confiado Robert Millar en 1985 para dar rienda suelta al
"¿y si resulta que...?".

145,5 kilómetros separaban la decimonovena etapa de esta edición, la antepenúltima, entre Las Rozas y Segovia. Por el medio, Navacerrada y Navafría. Dos "primera categoría". Dos puertos clásicos entre los practicantes y seguidores de este deporte. Pero lejos, casi a cincuenta kilómetros de la meta. Demasiado terreno después, bien es cierto que pestoso, con muchos repechos, para pensar en escaramuzas más allá de la victoria parcial. ¿Y si resulta que...?

Ganó David Arroyo, un gran escalador toledano del Caisse d'Epargne (segunda victoria consecutiva para el equipo y tercera en esta Vuelta para su equipo), que se aprovechó del trabajo del bielorruso Kyrienka (Tinkoff), con el que llegó fugado a la ciudad del acueducto. Y Contador, otro día más líder, defenderá mañana, en la cronoescalada, su jersey oro ante su compañero Leipheimer.

"Un pudo ser"

Si Alejandro Valverde está muy marcado, por qué no probar suerte con Joaquim Purito Rodriguez, debió pensar Eusebio Unzué, director del Caisse d'Epargne. Y el ciclista catalán, a dos minutos y medio del tercer cajón del podio, demarró en Navacerrada; usó de trampolín a Dani Moreno, fugado, y se metió en un grupo de trece ciclistas, anteriormente escapados, donde le esperaban tres compañeros de equipo (Alberto Losada, Luis Pasamontes y David Arroyo). Caisse, delante, contra Astaná, detrás.

Jaque. Emoción. Con poco más de un minuto en la base de Navacerrada, en el llano antes de Navafría el trabajo de Astaná tuvo frutos (de él se aprovecharon, todo sangre fría, Carlos Sastre y Ezequiel Mosquera) y la brecha descendió hasta el medio minuto. Poco margen.

A dos de coronar Navafría, Sastre se dejó ver y Mosquera le dio continuidad; Contador, Leipheimer y Valverde, con Gesink dando muestras de fatiga, tras su estela. El intento de Purito pasó a mejor vida. Pero hubo tiempo para que se destacaran Arroyo (Caisse), el francés Loubet (AG2R) y el bielorruso Kiryenka (Tinkoff).

Trabajo generoso de Kiryenka

El trío se presentó en el circuito final de Segovia con 50 segundos sobre un grupo principal comandado por el Caisse d'Epargne; un trabajo pensando en la velocidad de Valverde o en cubrirle las espaldas a Arroyo de cara a la etapa. Kiryenka pegó un hachazo, se agarró a su rueda Arroyo sin darle ni un solo relevo y, finalmente, el toledano le remató. Kiryenka, en su generoso esfuerzo, llegó desfondado. El grupo de los "buenos", a once segundos. Y la Vuelta, a dos días de su final, vivió otro día de éxodos premundialistas. Hoy, el más destacado, los más destacados fueron los del alemán Stefan Schumacher y el italiano Paolo Bettini.

Y mañana, cronoescalada de 17,1 km al Puerto de Navacerrada (1.860 metros), en las puertas de Madrid. Contador llega como portador del jersey oro, un liderato casi incuestionable desde el Angliru.

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