Un Málaga muy diferente al que se pudo ver el pasado domingo en La Rosaleda ante el Betis no pudo salir ayer vivo del Camp Nou. Y eso que la magnífica actuación del guardameta Francesc Arnau lo estaba consiguiendo hasta el colegiado Puentes Leira, cuando faltaban menos de diez minutos para el final, se inventó un penalti de Juan Rodríguez sobre el brasileño Ronaldinho.
Hasta ese momento, el equipo que dirige Antonio Tapia se limitó a estar bien posicionado sobre el campo y a no dejar ningún resquicio a los azulgrana. Pero era suficiente. Después de aguantar los embates de los pupilos de Rijkaard, el portugués Edgar pudo adelantar a los blanquiazules, pero la defensa catalana atajó bien la intentona. Quizá los malaguistas pecaron de poca ambición.
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